Por Carlos Duclos

En el marco de lo que se da en llamar el tiempo premesiánico, hay otro aspecto, para el rabino Shlomó Tawil, otro aspecto que se debe considerar: «la otra cara de la moneda», como él lo definió. Así como se suceden acciones malas y hay dificultades, así también suceden cosas buenas y el ser humano «debe actuar correctamente, enseñar y transmitir ética y moral». Tawil dijo a Conclusión que hay que actuar, accionar, pues «si nos quedamos parados, indiferentes y dejando que las cosas sigan peor, van a seguir peor». La culpa y la tristeza, aseguró, son factores negativos.

– Estamos en el tiempo pre mesiánico, la venida del Mesías y un cambio de orden en el mundo es inminente, ¿estas situaciones en ese tiempo se van a agravar, se van a agudizar?

– Los sabios nos dicen que debemos ver, como dije antes, la segunda cara de la moneda. Tenemos que hacer todo para que no se agudice la oscuridad. Ella viene sola y no hay que sumarle más oscuridad. Tenemos que hacer lo posible, actuar correctamente, enseñar y transmitir ética moral, las buenas acciones y pedir y rezar a Dios para que no se agudice y venga la segunda etapa, la mesiánica y se ponga fin a esta etapa pre mesiánica. Hay que pedirle a Dios para que esto no siga, si nos quedamos parados, indiferentes y dejando que las cosas sigan peor, van a seguir peor. Está en cada uno pedir y actuar en el espíritu del Mesías. El va a traer paz, traigamos paz también nosotros. El va a traer bondad, traigamos bondad nosotros. El va a hacer que no haya violencia, hagamos que no haya más violencia. Esto depende de nosotros de que no haya una pelea con un hermano, con un vecino, depende de la actitud que cada uno tome. Es una paradoja en realidad, estamos llenos de paradojas. El ser humano es una paradoja en sí mismo, por un lado se agudizan las cosas y por el otro tenemos que decir basta, pedirle a Dios y hacer cosas para que vivamos ya en la época mesiánica.

-No es fácil.

– No es fácil, pero no tenemos que permanecer pasivos, es el deber del ser humano y es muy importante. Y tienen que bajar líneas los gobernantes, los guías espirituales, los maestros, los padres, los abuelos, cada uno en su ámbito tiene que difundir. Estudios de marketing, por ejemplo, muestran que las empresas más exitosas son aquellas donde hay buena convivencia entre patrones y empleados, convivencia que son exitosas en enseñar que la empresa está para ayudar, no sólo porque da trabajo, sino porque ayuda a los que tienen menos. Hay un estudio hecho por Bernardo Kliksberg, donde da cuenta que las empresas exitosas son las que también se dedican a la ayuda social. Y eso es lo que hay que difundir, menos enojo y hablar más de los deberes y obligaciones y no tanto de derechos. Por ejemplo, parar ante un semáforo en rojo no es un derecho es un deber, pero es un deber que crea beneficios. No manejar ebrio, todos esos deberes que la ley nos indica crea vida y armonía y no lo contrario. La gente debe tener ese cambio de perspectiva y entender que los deberes son para nuestro bien. Cuando la persona cumpla con sus deberes, automáticamente, se le van a respetar sus derechos también.

 

-¿Para el judaísmo cuáles son las señales concretas de la venida del Mesías?

– En la parte negativa que mencionamos antes, en vivir una vida huérfana de espiritualidad. Estamos pensando en el dios dinero, a veces pensándonos nosotros mismos como si fuésemos Dios. Eso demuestra un ego muy grande y cuando nos pasa algo sufrimos y nos quejamos diciendo ¿cómo puede ser que nos pase esto? Y eso es porque no vivimos la realidad de que somos seres humanos limitados. Pero como nos creemos Dios, pensamos que nada malo nos puede pasar y no es así. En esta época es increíble la cantidad de enfermedades psicológicas existentes y lo masivo que es este tema.

– Pero hay otro aspecto.

– Claro. Hablemos de la parte positiva, que no es menos importante. El Rebe dice que todos los adelantos técnicos y tecnológicos nos hablan de una apertura de sabiduría increíble en el mundo, producto de una apertura de sabiduría divina en el mundo. Hoy en día alguien está escuchando, posiblemente, lo que estamos hablando; alguien está viendo que estamos acá, son adelantos tecnológicos que están sumergidos en la creación de Dios. Todo los adelantos científicos en la medicina y demás, están en el plan de Dios para que puedan pasar. Esto está pasando ahora y es algo muy positivo. Viéndolo desde esta perspectiva, es una era pre mesiánica, hay muchos otros ejemplos. Hoy gracias a la ciencia se puede hacer una cirugía de un bebé dentro del vientre materno y apenas con unas semanas de gestación ya se puede descubrir si tiene un problema cardíaco y se puede tratar, es algo grandioso, sino ese niño moriría. Tenemos la gran oportunidad de vivir mejor hoy en día y eso es algo pre mesiánico también. Hoy en día es mucho más fácil hacer lo que Dios quiere si, por supuesto, uno quiere. Hay cosas que si uno profundiza son muy buenas, que se las use mal es otra historia. Pero se les puede dar buen uso para lo que Dios quiere. Hay que pensar que eso no existía hace 200 o 300 años. Los adelantos nos ayudan a ser mejores personas.

– Usted en algún momento fuera de la entrevista dijo algo que es interesante y que proviene del jasidismo: «Es mejor pecar con alegría y no cumplir un precepto con tristeza». Hay que entender esta idea, este principio, ¿cómo se traduce, qué significa?

– Se traduce en que, obviamente, no hay que pecar y hay que hacer las cosas bien, no hay que actuar mal, hay que actuar bien. El punto es que la persona debe vivir con alegría. Todos los males de nuestro mundo se producen porque se vive con tristeza. Se vive con depresión, se vive disconforme. Se está disconforme con los políticos, con la sociedad, con los profesores, con los padres, con los cónyuges, con los hijos y al estar disconforme la persona empieza a hacer todo mal. Se deprime, está triste, y todas las cosas llevan a no hacer nada. Pero, también, no hacer nada es malo, entonces una persona tiene que vivir con alegría. Ahora estamos cerca de la festividad del Pesaj, la Pascua judía, la comida que se consume es la matzá, que es el pan ácimo y tiene la particularidad que es chatita y que el panadero que hace la matzá tiene que estar constantemente actuando sobre ella, no puede dejar que la masa se infle como en otro pan, sino que hay que moverla continuamente. La persona debe saber que debe confiar en Dios y que él está constantemente actuando sobre nosotros. No se puede vivir quejándose, no se puede vivir hablando mal de los demás, está la justicia ya sea la divina o humana que se encargará de los que actúan mal, pero las personas deben vivir con alegría, actuar, hacer, moverse, estar contento con lo que le toca. Esto no quiere decir que no puede ir y reclamar lo que le pertenece, pero siempre hay que hacerlo de una manera alegre y con ganas, con espíritu de vivir y seguir adelante, sino el mundo entra en una parálisis, empieza a deprimirse y todos los males que se viven hoy en día es producto de eso. Es producto de la disconformidad material pero, principalmente, de la disconformidad de unidad espiritual.

– Hay personas que no pueden estar contentas, alegres, porque un pasado les pesa, incluso una culpa por los hechos del pasado, ¿a qué lleva eso?

– Es negativo, la persona debe decidir que de acá en más va a actuar bien y lo que hizo en el pasado lo tiene que tener como un símbolo de precaución, nada más, para no volver a hacerlo. Tiene que seguir adelante y obrar bien, el pasado no lo puede paralizar de ninguna manera, sino que tiene que pensar que hay muchas cosas buenas para hacer. Puede ser que uno tenga una familia que mantener, una sociedad que mejorar, tenemos que mejorar nosotros mismos, para no tirarle la responsabilidad a la sociedad. Hay que empezar por uno mismo. Pero si estoy constantemente pensando en la culpa del pasado no voy a poder hacer nada. Es negativo, absolutamente. No se puede vivir todo el tiempo con la culpa de lo que se hizo mal. Lo podemos comparar con un balance comercial, no se hace todos los días sino en momentos determinados, si se hiciera los 365 del año no se podría trabajar, para eso se estipula un día al año. Esto es lo mismo, no puedo dedicarme todo el tiempo a hacer balance, porque si estoy todo el tiempo con las cosas malas de la conciencia, con las culpas, no voy a hacer lo que tengo que hacer.

– Hay una realidad, rabino, el mundo está mal, ¿cómo hace una persona para estar alegre en medio de tanta injusticia, de tanta maldad? ¿Cómo hace el familiar de una persona que ha sido asesinada para estar bien?

– Todas las tragedias, obviamente, paralizan un tiempo, pero cualquier fallecimiento, no sólo un atentado. Pero para eso están los días de duelo. En el judaísmo están los primeros tres días que son los más duros, después están los siete días, después treinta días y el año. La naturaleza dispuso que uno vaya olvidando, Dios hace que uno vaya olvidando el dolor por la pérdida del ser querido. No se olvida del ser querido, aclaro, pero el dolor se va mitigando. Obviamente que la pérdida y el duelo hay que vivirlo, pero eso no me puede detener, de ninguna manera. Hay personas, por ejemplo, que no hacen el duelo, tratan enseguida de entrar en el ritmo de la vida y eso no es bueno. De esa forma nunca van a terminar el duelo, porque nunca lo hicieron y siempre van a estar sufriendo por esa pérdida. Se deben adoptar buenas decisiones en mérito de la persona que falleció. Por ejemplo, en mérito de la persona que partió voy a construir un hogar de ancianos o un hogar de huérfanos, éstas son cosas grandes pero también se pueden hacer cosas en pequeñas medidas y eso es un dolor que construye. Esa es la reacción que una persona debe tener frente a una pérdida. Estar triste y deprimido no ayuda a que mejore el mundo. Es natural el primer golpe y sufrir por lo que pasó, pero después hay que prender el motor de vuelta y seguir trabajando. Muchas historias se ven de gente que ante las enfermedades y tragedias las transformaron en cosas positivas. Por ejemplo cuando se muere un ser querido de una enfermedad, trabajar para lograr que esa enfermedad se combata mejor y haya menos. Esto sería algo así como aprovechar las cosas malas que nos pasan para que sean un trampolín para las cosas buenas.

NOTA PRIMERA PARTE