Por Fabrizio Turturici

Tras cuatro meses recluida de la arena política en las montañas patagónicas, Cristina Elisabet Fernández, como la llamó el juez Bonadio en el cuarto piso de Tribunales, regresó a la centralidad mediática. Y lo hizo en el marco de una declaración jurídica en la que se la acusa de administración fraudulenta y abuso de autoridad, con hipótesis de asociación ilícita, en la llamada causa dólar futuro.

Analizando lo que dejó la histórica jornada en que la ex mandataria subió los dieciséis escalones de Comodoro Py para declarar, Conclusión contactó al prestigioso ex juez federal, Jorge Urso, conocido por meter entre rejas al ex presidente Carlos Menem por el caso de la venta de armas a Ecuador y Croacia.

Urso dijo que “no hay causas flojas», haciendo alusión a los dichos públicos sobre el caso dólar futuro. Además, reconoció que son investigaciones «complejas y que llevan mucho tiempo».

— ¿Cómo vio la presentación de Cristina en Comodoro Py?

— Fue muy pobre desde el punto de vista jurídico. Se trató de una presentación demasiado política, lejos de guardar alguna forma judicial de compostura forense. Lo notable es que la Doctora es abogada.

— Entonces, los argumentos del escrito fueron más políticos que jurídicos y no explicaron mucho la causa por la que iba citada.

— En efecto, los argumentos del escrito fueron puramente políticos. No formula descargos. Se dedica, más que nada, a denostar al juez y hacer un alegato político.

— ¿Se esperaba usted que presente un escrito en lugar de responder las preguntas de Bonadio?

— Esperaba que hiciese las dos cosas, porque ella dijo que iba a declarar. Puntualmente expresó su deseo de responder las preguntas de Bonadio. Normalmente, cuando uno presenta un escrito, es porque no quiere olvidarse de nada. Pero sin prejuicio de eso, declara y se remite a lo que dice el escrito para que todo sea parte del acto de descargo. Evidentemente, prefirió negarse a declarar y limitarse a este libelo político.

— ¿Qué debe hacer Bonadio con el escrito de recusación?

— Tendrá que darle trámite como establece el Código Procesal. El magistrado deberá contestar si se aparta o no. En caso que decida no hacerlo, Cristina Fernández de Kirchner apelará a la decisión, subirá a Cámara y ella es la que decidirá si Bonadio seguirá siendo juez de la causa o no.

— Desde el punto de vista judicial, ¿es tan floja como la presentan la causa dólar futuro?

— Definitivamente no. Por alguna razón llegó a la instancia que llegó. Yo no sé quién inventó el calificativo «flojo» en una causa que ya ha llevado a prestar declaración indagatoria a un sinfín de personas. Si la causa hubiera sido floja, no hubiese tenido entidad para recabar declaraciones indagatorias. Así que, esta flojedad que se instaló, no la comparto. No hay causa floja: hay causa o no hay causa. Un sometimiento a proceso o un juicio oral nunca es poca cosa.

— ¿Le llamó la atención que se mantenga al margen de los fueros como una ciudadana más?

— Es una decisión de ella y me parece perfecto, no tengo autoridad para calificar las acciones de otras personas.

— Sin embargo, es difícil que se pueda llegar a una condena.

— Yo no tengo acceso al expediente ni a las pruebas que el juez Bonadio ha reunido, así que no me animaría a aseverar tal cosa.

— Se la acusa de administración fraudulenta y abuso de autoridad, pero también hay una hipótesis de asociación ilícita.

— Sí, ese último es un delito muy complejo de probar, porque tiene mucho elementos constitutivos del tipo. Entonces, hay que trabajar mucho para encontrar, si se da el caso, todos los elementos penales.

— ¿Se podría complicar la situación de la ex presidenta cuando se junten varias causas?        

— Sí, por supuesto. Siempre es peor varias que una.

— La más complicada es Hotesur.

— Puede ser, pero no tengo conocimiento jurídico de la causa, sino periodístico.

— Usted ha llevado a cabo muchas investigaciones de este tipo. ¿Cuánto tiempo pueden llevar?

— Son investigaciones muy complejas, que llevan mucho tiempo. Recabar las pruebas es complicado y a veces hay que hacerlo requiriendo el auxilio de la fuerza pública, porque los imputados no quieren brindar las pruebas. Otras veces hay que secuestrar elementos. Le guste o no a la opinión pública, las causas complejas tienen tiempos complejos.

— Entonces, ¿va a pasar mucho tiempo hasta que se resuelvan causas como estas?

— No es lo mismo que delitos más sencillos. Cuando los delitos son económicos, se deben llevar a cabo pericias, informes, respaldos documentales, investigaciones y demás.

— La sociedad reclama que haya presos por corrupción. En Argentina, salvo algunos casos aislados, son pocos los funcionarios entre rejas. ¿Por qué sucede eso?

— No lo sé, porque con todos los que traté yo, están presos. Siempre ordené las detenciones que tuve que ordenar. Se debería hacer una lista y ver cómo es la cosa.

— Por lo general, las causas de este tipo prescriben a los diez años, antes de resolverse…  

— En los últimos años, he contado cinco que prescribieron. Todas las demás han ido a juicio oral. No digo que esté bien, pero no generalicemos porque hay mucha gente que trabaja en Tribunales. Hay que ser rigurosos. Cuando una causa prescribe por inacción judicial, le corresponde al periodismo investigar por qué sucedió.

— ¿Los tiempos de la Justicia cambiaron?

— No.

— ¿Los aires de la Justicia cambiaron?

— Sí, se respira un aire más liberado y sano. El pedido del presidente Macri es claro: que se investiguen todos los hechos, no sólo del gobierno anterior sino también del actual si hay irregularidades. Antes, cualquier juez que avanzaba en una investigación era denostado desde el poder político. A Bonadio le decían «el pistolero». Así que sí, cambiaron los aires judiciales y eso lo ve hasta un ciego.

— Sin embargo, Carrió criticó a Macri por decirle que tiene un operador en la Justicia llamado Daniel Angelici.

— No tengo ningún dato sobre eso.

— La última: ¿Hay operadores en la Justicia?

— No me consta. Y me hago cargo de mis dichos.