Las fuerzas de seguridad turcas lanzaron hoy una serie de redadas y allanamientos simultáneos en Estambul y la ciudad costera de Esmirna, que por ahora produjeron 22 arrestos, dos días después de la masacre en el aeropuerto Atatürk, que dejó 46 muertos según el último balance oficial, mientras medios locales informaron que los tres atacantes era originarios de Uzbekistán, Kirguistán y Rusia.

Agentes de la fuerza de elite antiterrorista turca realizaron una oleada de redadas y allanamientos en Pendik, Basaksehir y Sultanbeyli, tres barrios obreros de la periferia de Estambul, que según la policía ocultan guaridas de integrantes del Estado Islámico, donde se produjeron al menos 13 arrestos, tres de ellos de extranjeros.

En Esmirna en tanto, 450 kilómetros al suroeste de Estambul, fueron arrestadas nueve personas sospechosas de haber estado en contacto con la milicia radical y de realizar actividades para «financiamiento del terrorismo, proselitismo y reclutamiento», informó el diario turco Hurriyet y la agencia de noticias DPA.

Por el momento no se informó sobre el grado de vinculación de los detenidos con el ataque de Estambul.

Por otra parte, de acuerdo a información no confirmada ni desmentida oficialmente, los atacantes eran originarios de Uzbekistán, Kirguistán y Rusia

El ciudadano ruso -señala Hurriyet- es oriundo de la región de Daguestán, en el Cáucaso, aunque por el momento Moscú no confirmó que uno de sus ciudadanos estuviera entre los autores del atentado aún no reivindicado por ningún grupo, pero atribuido por las autoridades al Estado Islámico (EI) .

«No tenemos informaciones sobre la eventual participación de un ciudadano ruso», dijo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, citado por la agencia de noticias Interfax.
Uzbekistán, Kirguistán y Daguestán tienen una población mayoritariamente musulmana y formaban parte en el pasado de la Unión Soviética.

Numerosos extremistas del Cáucaso y de Asia Central se han unido al EI en Irak y Siria.

El Gobierno turco volvió a señalar hoy al EI como el probable autor del atentado suicida del domingo.

«Los hallazgos indican que el EI es la organización que está tras los ataques», señaló el ministro del Interior, Efkan Ala, en una comparecencia ante el Parlamento, en la que informó que la cifra de fallecidos había subido a 46 (43, más los kamikazes), 19 de ellos extranjeros, y que unas 94 personas siguen aún hospitalizadas.

El ministro rechazó asimismo las acusaciones de fallas de seguridad formuladas por la oposición y aseguró que el Gobierno deportó a más de 3.600 personas sospechas de pertenecer al EI, mientras más de 5.000 fueron detenidas por este motivo en los últimos años.

El mortífero ataque, el séptimo en 2016, fue perpetrado en un momento de particular intensidad en la diplomacia del país euroasiático, mientras busca normalizar sus relaciones con varios países estratégicos, entre ellos Israel, tras seis años de enfrentamientos luego del asalto a la «Flotilla de la Libertad», y con Rusia, país con el que se tensó el vínculo tras el derribo en noviembre pasado de un caza en la frontera de Siria.

A minutos de ocurrida la masacre, ésta fue atribuida por las autoridades turcas al Estado Islámico.

A diferencia de otros atentados (particularmente en occidente) donde la política de la milicia es reivindicarlos de inmediato (como el reciente ataque en Orlando), aún cuando no hay vinculación, en Turquía la mecánica es diferente y la organización no suele asumir sus ataques, según coinciden los analistas, con el objetivo de dudas y ahondar en la brecha entre kurdos y turcos.

De este modo, los kurdos podrían pensar que es el Estado turco el que está implicado.