Por Candelaria De la Cruz 

Cada vez más gente elige la compra de antejos no recetados o denominados “truchos”, ya sea por cuestiones económicas o simplemente para salir del paso. Se pueden conseguir anteojos de sol, como así también lentes graduados en kioscos, farmacias y hasta en la vía pública.

Además de ser un problema comercial resultando una competencia desleal para las ópticas y violando la ley Nº 9847 – que establece que “la venta al público de armazones y monturas, cristales y en general todo tipo de anteojos o sus componentes ya sean estos protectores, correctores, filtrantes… sólo podrá tener lugar en las casas de ópticas destinadas a la venta de lentes autorizados”-, se trata de una gran preocupación por parte de la salud pública y es que según los expertos consultados por Conclusión, los cristales de mala calidad o pre- armados y hechos de materiales como el plástico pueden dañar seriamente a la visión.

“Hay una ley provincial que es la de la creación del colegio que tiene basamentos en leyes nacionales en la cual no se aprueba todo lo que es anteojos pre-armados, lo que significa que, en las ópticas esta prohibido tener anteojos armados previamente con graduación”, informó Enrique Díaz Óptico y Optómetro, dueño de una óptica.

“Lo barato sale caro”

La diferencia de precios entre los lentes pre-armados y los anteojos de sol que se venden en kioscos o en la vía pública con los recetados y reglamentados es amplia, pero eso trae sus consecuencias.

“El valor que lo incrementa es el tener un control de calidad, materiales de excelencia y un profesional que te esta atendiendo”, remarcó Enrique Díaz.

Y explicó las razones: “Desde el punto de vista técnico, no es un anteojo confeccionado, es un anteojo en serie, en general los anteojos se arman de manera personalizada porque no todos tenemos la misma distancia interpupilar –que es la distancia entre ojos-. El cristal tiene un centro óptico que es por donde se debe observar, ese centro se sitúa dependiendo de la distancia interpupilar que varia de uno a otro, entonces algo que sea en serie ya no cumple con ese requisito”

“Otro tema es que no todo el mundo tiene la misma graduación en ambos ojos y por más que sea mínima la diferencia está y los que se venden en la calle tienen en los dos ojos la misma graduación. Además, entra otro factor, que son las correcciones de astigmatismo, los que se venden en la calle solo responden a la graduación esférica cuando en las recetas médicas figuran tres tipo de mediciones. Y los materiales no son óptimos”.

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Fuente: www.costafe2.org.ar

Como consecuencia de ello, según informa el profesional, el uso de los lentes denominados “truchos” pueden provocar dolores de cabeza y molestias. Un tema a remarcar es que el uso de ellos puede llevar a que se “sobre corrija” una problemática. Es decir, la persona que tenga presbicia (la imposibilidad de ver con claridad los objetos próximos), si tiene una graduación mayor a la que necesita y no es evaluada, puede acelerar el proceso.

En el caso de los anteojos de sol, sucede lo mismo, en general nos responden a las certificaciones de filtro ultravioleta (UV).

“El anteojo de sol no solo te protege del brillo o de la iluminación sino que te tiene que proteger de las filtraciones UV, de la misma manera que lo hace un protector sola en la piel”, afirmó Díaz.

Por otro lado, el consumo de estos productos no surge exclusivamente por una cuestión económica sino por una “comodidad” o  por  un hábito muy común que se puede comprar con la automedicación.

“La compra de estos lentes se puede describir como una automedicación y en general como toda automedicación evita al concurrir a un profesional. Es como un medicamento de venta libre. Es un problema cultural, he visto funcionarios en la televisión con anteojos descartables y no creo que tengan problemas económicos”, remarcó el óptico.

Finalmente, cabe destacar que además de las consecuencias a la salud del ojo que traen aparejados el uso de estos productos, los mismos son importados desde otros países y no están reglamentados de manera que, tal como informan desde el colegio de ópticos de la provincia de Santa Fe, “no solo afecta desde el punto de vista de la salud, sino también desde el económico porque es contrabando, ingresa de forma ilegal al país”.