Por María Castro

En el cuarto día de la Jornada Mundial de la Juventud la ciudad de Cracovia está desbordada de gente. Hoy la estación de trenes era una pequeña muestra de la cantidad de chicos y chicas que están llegando para vivir los acontecimientos más importantes de este evento que tendrá lugar mañana y el domingo. La emoción, la alegría, los cantos y los bailes en plena calle son la postal más típica de estos días.

Carmen es de Barcelona y cuenta que la está pasando “genial” por el hecho de “ver tanta gente de todos los países unidos por la misma fe. A su lado, María, también de Barcelona cuenta que le impresiona mucho ver a tantos jóvenes católicos. “A veces uno se siente muy solo viviendo la fe, y esto me demuestra que hay mucha gente que piensa como yo, y que también cree en Cristo”.

En otra de las calles, Facundo sacude una bandera de Argentina. Es de Buenos Aires, y viajó con un grupo en el que también está  Lucía, de 21 años y dicen que están felices viendo la universalidad de la iglesia católica. Además cuentan que están muy emocionados porque pudieron ver pasar al Papa a solo tres metros.

“Algo que nunca me había pasado”

Claudio Román es un sacerdote de Figuera, viajó con un grupo de jóvenes, entre ellos varios rosarinos. “A mí me da piel de gallina ver tanta juventud que quiere a Cristo”, expresó y contó que está impresionado porque en las calles la gente la pide la bendición, algo que jamás le había pasado. “También la gente que vive aquí en Cracovia me pide que rece por ella, y esas cosas te llegan al alma”, reflexiono.

A su lado, una joven cordobesa agrego, “esto hay que priorizarlo, hay que ahorrar y poder vivirlo porque te llena de muchas bendiciones indescriptibles para el alma”

Desde Francia

Francia es una de las delegaciones más numerosas de esta JMJ, junto con Italia. Lorens, de 23 años cuenta que participó en la Jornada Mundial que tuvo lugar en Madrid en el 2011, y confesó que se siente muy conmovida y llena de esperanza y fe “porque sé que somos los jóvenes los que podemos hacer un mundo mejor, y si bien es verdad que estamos viviendo momentos difíciles, aclaró, es importante darnos cuenta de que todavía tenemos algo para hacer, algún mensaje que darle a este mundo”, reflexiono y agradeció la fuerza que le transmitió con sus palabras el Papa Francisco ayer en el parque Blonia donde tuvo su primer encuentro con los jóvenes.

Lorens no es indiferente a lo que se vive en su país, sin embargo subraya que no tiene miedo. “Tenemos que seguir adelante porque la vida continua y sobreponernos con nuestras convicciones de paz y mostrar así que se puede vivir mejor”, declaró con fuerza la joven que sabe que volverá a una realidad difícil.

Junto a ella está Esteban, de 22 años y estudiante de administración de empresas. Llegó hasta Cracovia porque quería vivir la experiencia de compartir la fe con chicos de otros lugares. “Creo que todo joven debe pasar por esto alguna vez en la vida, es una experiencia única, además te da mucha fuerza para renovar tu propia fe”, explicó el joven vital y alegre que tiene a su cargo a 30 chicos a quienes se ocupa de guiar en la fe.

A la hora de hablar sobre el terrorismo que asola Europa, Esteban, como Lorens manifiesta que no tiene miedo. “Sé que puede sonar raro, porque sé que podemos ser atacados en cualquier momento, pero y en cualquier lugar, pero nuestra respuesta no puede ser de miedo, debemos continuar y porque lo que quieren es paralizarnos con el terror y por eso tenemos que seguimos viviendo normalmente, y más los cristianos que tenemos una religión de amor y que sabemos que solo con el amor y la fraternidad podremos terminar con el terrorismo”, concluyó el joven francés.