Por Mario Luzuriaga

Tarzán es uno de los personajes más queridos y populares que han divertido específicamente a nuestros padres y abuelos. Ellos han leído las historietas que venían en alguna recopilación como «el Tony» o tal vez lo han escuchado a través de la radio y se imaginaron ese mundo fantástico lleno de aventuras en donde un hombre podía ser el «rey de la selva».

TARZAN2En el cine se inició en el año 1918 en donde el cine era mudo, pero su popularidad se la otorgó el nadador olímpico Johnny Weissmüller que protagonizó doce películas del personaje y fue ahí donde se escuchó el grito característico. Luego llegó una producción basada en la novela original de su creador Edgar Rice Burroughs llamada «Greystoke: la leyenda de Tarzán, el señor de los monos», protagonizada por Christopher Lambert , en la que retrataba una historia oscura buscando al protagonista para devolverlo al mundo urbano.

Años pasaron y el personaje regresó de la mano de Disney con éxito, pero ahora los estudios Warner decidieron darle el tratamiento definitivo. La historia nos sitúa a fines del Siglo XIX en la que Europa estaba en los auges del colonialismo y un nefasto capitán belga llamado León Rom se embarca en una expedición para poder conquistar una parte del Congo en la que hay una importante mina de diamantes. Es por esto que el Parlamento inglés quiere enviar a John Clayton III, que en realidad es Tarzán, para que investigue la situación.

Al principio no había muchas expectativas, ya que se pensaba que iba a ser una clásica película de orígenes del héroe, pero acá es todo diferente ya que toman la ese origen e historia a través de «flashbacks» que son más efectivos que tener que comenzar de cero. La historia es muy interesante y ubica al espectador en un contexto histórico específico y hay un gran trabajo de la producción en reproducir ese período al crear el vestuario y el armamento.

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Alexander Skarsgård es el encargado de darle vida a Tarzán en una versión más interesante, en la que tiene su disputa entre volver a la selva o quedarse en su lugar que ocupa en la nobleza británica. Pero a la hora de ser Tarzán está muy bien e hizo un buen trabajo. Tenemos al interés romántico del héroe que es Jane, en la que aquí no adquiere el típico rol de dama en peligro, sino que la actriz Margot Robbie lo convierte en una mujer más decidida y fuerte.

Pero si hay que destacar las actuaciones son las de Samuel L. Jackson y Christoph Waltz. Jackson es George Washington Williams, un enviado del gobierno de Estados Unidos que sirve de aliado de Tarzán, es muy carismático y deja de lado un rato el mundo de Marvel. El ganador del Oscar Christoph Waltz es León Rom, un capitán belga cuyo afán de dominación lo llevan a crear un complot secreto.

Para terminar se destaca el uso de los efectos especiales y no llegan a ser tan agobiantes y es por esto y porque el director David Yates hizo revivir ese género de aventuras épicas que tanto divirtió a generaciones de espectadores.

Calificación: Muy buena.