Por Fabrizio Turturici

El diputado nacional del Frente Renovador, Alejandro  Grandinetti, se refirió de manera crítica a las políticas económicas implementadas por el gobierno de Mauricio Macri, que cree en la “teoría del derrame”. Además, en entrevista exclusiva con Conclusión, apuntó contra la inseguridad reinante en Rosario: “El grito de la gente debería servir para cambiar algo”.

“La gente está en carne viva”, sentenció Grandinetti, quien además envió un mensaje al municipio al decir que “hay que trabajar para que en la calle no te maten por un celular. La política, la justicia y la policía tienen las mismas responsabilidad sobre lo que pasa en la ciudad”, dijo el ex candidato a intendente rosarino.

Por otro lado, Grandinetti manifestó –en relación al índice oficial de desocupación- que es “alarmante que el mayor porcentaje haya tenido lugar en el Gran Rosario, con el 11,7%. Está marcando algo que desgraciadamente habíamos anticipado”, agregó.

—¿Qué apreciación hace sobre la marcha por la inseguridad?

—Fue una marcha espontánea e histórica que probablemente marque un antes y después con respecto al reclamo de los rosarinos. Refleja la impotencia, bronca e indignación de los ciudadanos por lo que está pasando: 26 crímenes en agosto y 134 en lo que va del año. La inseguridad es producto de una inacción que viene desde hace tiempo y que se da solamente en la ciudad de Rosario como el máximo reclamo, ya que en otros lugares aparecen otros tipos de problemáticas como principales.

—¿Piensa que puede cambiar algo o que se harán oídos sordos al reclamo?

—El grito de la gente debería servir para cambiar algo, efectivamente quiero creer que así será.  Estamos trabajando para efectuar cambios en la legislación a nivel nacional, con temas que aprobamos como la ley de extinción de dominio, sacándole la caja a las bandas narcos y corruptos y la ley del arrepentido. Queremos modificar el código penal con respecto a que lo que sentencie un juez sea la cárcel efectiva. Es decir, si son diez años, serán diez años, pero lo que ocurre ahora es que salen excarcelados habiendo cumplido dos tercios de la condena. Hay que cambiar el código procesal penal, también el carcelario: las cárceles tienen que ser para que los reos se puedan educar en los ciclos completos, aprendan a trabajar y se curen de las adicciones. Debemos ir hacia un sistema más moderno. Queremos que el código tienda a proteger también a la víctima y no sólo a los delincuentes. Los jueces y fiscales que no cumplan con la ley, deben ser sometidos a juicio político. Pero si no hay justicia social en Argentina, con un treinta por ciento de desocupados, exclusión y violencia social, no podemos pretender tener seguridad.

—¿Hasta qué punto están instaladas las malas raíces policiales en el Estado?

—Tanto la política, como la policía y la justicia tienen las mismas responsabilidades en esta  problemática. La política, porque algunos tienen miedo o les falta valor; otros porque son demagógicos y están cómodos, total ganan elecciones desde hace 24 años haciendo lo mismo, y otros porque son corruptos. De todas maneras, hay que ser precavidos y no politizar el tema, porque la gente está en carne viva y no necesita esto precisamente ahora. La policía tiene mucho que ver con la inseguridad también: el 30% de la banda de Los Monos eran policías. No quiere decir que sean todos iguales, pero sí una gran parte. Y por último, un sistema judicial donde si matás impunemente, a los seis años estás de nuevo en la calle.

—En una ciudad donde usted aspiró a ser intendente, ¿qué evaluación hace del gobierno de Mónica Fein?

—El municipio sigue con los mismos problemas que tenía con Antonio Bonfatti. No puede exigir lo que debe exigir, principalmente al gobierno provincial. Lo contrario ocurre en el plano nacional, donde sí se paran firmes. Esto se debe principalmente a que forman parte del mismo partido político, claramente tienen una concepción equivocada. Se equivocan también en la no utilización de tecnologías para cambiar el mapa del delito, la no auditoría de la policía y de la fiscalía y la justicia. Se lo sugerí a la misma Fein y (Maximiliano) Pullaro cuando hablamos.

—Aunque ahora se relegó por la corrupción, la inseguridad siempre fue uno de los principales temas de agenda a nivel nacional, al menos para la sociedad. ¿Ha cambiado algo en este sentido desde la asunción de Macri?

—En primera instancia, es positivo dejar de creer que la inseguridad es una “sensación”, como decía el gobierno pasado. El reconocimiento del problema es un primer mérito, pero también se han tomado medidas importantes para combatir al crimen organizado, con el accionar político y con distintas leyes desde el Congreso. Al menos está la intención de cambiar la inmovilidad que existía.

—Desde su percepción periodística y política, ¿asoma un panorama tranquilo para los argentinos, cuando estamos ingresando en los últimos meses del año que son los más calientes a nivel social?

—Hay que trabajar para eso. Hay que trabajar para que no te maten en la calle por un celular. La vida no tiene precio, es un delirio eso. También hay que trabajar para que les vaya bien a los que gobiernan. La gente está harta, por lo que se deben dar respuestas desde ese lugar.

—Indec difundió el último índice de desocupación, que es de 9,3%. Aunque no tenemos parangón, dado que el último había sido el de Guillermo Moreno, es una cifra preocupante…

—Sin lugar a dudas es preocupante, aunque lo compares con el índice de Moreno que estaba tocado. También es alarmante que el mayor porcentaje de desocupación (11,7%) haya tenido lugar en el Gran Rosario. Está marcando algo que desgraciadamente habíamos anticipado que ocurriría: había que contener a las pymes, controlar la destrucción de puestos de trabajo, ya que según datos oficiales, se perdieron 107 mil puestos de trabajo en los últimos ocho meses. No podía ocurrir otra cosa si los salarios avanzan menos que la inflación, ninguna paritaria cerró por encima de ella. El IPC Congreso que nosotros difundimos indica una inflación del 46,2%. A esta altura ya se licuaron todos los aumentos salariales, las pautas a los jubilados, las modificaciones en el piso de Ganancias  y demás. Esto enfría aún más la economía y complica más el mercado laboral.

—¿Cómo interpretan desde el Frente Renovador las fluctuaciones de la economía de cara a fin de año?

—Lo que dicen desde el Gobierno es que el freno al tarifazo lo que deja es un agujero fiscal, pero si lo mantenían iba a dejar un agujero de 30 mil millones de pesos que desaparecerían del consumo. Entonces, no solamente tendrían que ver cómo le cierran los números al Estado sino cómo le cierran a la gente de a pie. Es una equivocación, primero por una cuestión de injusticia social, donde pagan siempre los que menos tienen. Además es un error desde el punto de vista de la política, porque lo que hace en verdad es enfriar aún más la economía.

—¿Estamos ante lo que los economistas llaman estanflación, una mezcla de estancamiento e inflación, que sería el peor de los escenarios?

—No, porque lo que hay es recesión e inflación, pero es probable que ésta última empiece a descender a partir de ahora, no por un mérito sino por una receta clásica de ajuste económico, pérdida de puestos de trabajo y del poder adquisitivo. En dólares, el salario del argentino medio bajó casi un 40, la devaluación fue del 60 y la recomposición salarial del 28 por ciento.  Quizás era lo que buscaba el gobierno, cuya tesis es que los ricos tienen que ganar más y los demás tienen que dejar de consumir para que baje la inflación. Entonces, una vez que los ricos ganen más, se producirá una mayor inversión que beneficiará a todos.

—¿Siguen creyendo en la teoría del derrame?

—Sí, y es algo que nosotros no compartimos…