Lilita, la mujer que tal vez esté demasiado cuerda para un contexto saturado de corrupción, no se privó de hablar sobre ningún tema ni de nombrar a quién ella consideró necesario…

Leal, como siempre, a su verborrágico y explosivo estilo, Lilita Carrió no se guardó nada anoche en un reportaje televisivo (¿Reportaje? Más bien fue un monólogo) que le hicieron en un canal porteño.  Desde luego que tiró bombas sobre la gestión Kirchner, y en en especial sobre Aníbal Fernández y  puso el acento en el empresario tabacalero Tomeo, acusado de lavar dinero;  pero sin embargo, palabras más, palabras menos, dijo que ella estaba comprometida con la verdad y si el mencionado empresario también había aportado a la campaña de Cambiemos, como se dice, lo sentía mucho por los muchachos del Pro, pero no lo iba a callar. Añadió que hoy la Aduana está contaminada y defendió a Gómez Centurión, quien de pasar a ser acusado por algunos funcionarios del propio gobierno y desplazado de la Aduana, hoy ocupa un cargo en la AFIP ¡Vaya! ¿Cómo se entiende? Al fin y al cabo lo desatado contra él aparece como una burda operación política dentro del gobierno.

La otra realidad que se oculta

Lilita dio nombres de narcotraficantes, políticos y jueces comprometidos en acciones dudosas, y cualquier ciudadano hubiera deseado que en lugar de  Carrió fuera la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, quien dijera  tales cosas, informando al pueblo de la situación y prometiendo actuar con rigor. Pero… ser pato no significa que no se vuele como gallareta, dicen algunos en el campo.

Claro que como ciertos medios porteños tienen ciertas dificultades para hacer periodismo de verdad y se los ve más entusiasmados y con energía para operaciones  políticas, se ocuparon de no publicar esta mañana los dichos de Carrió que puedan perjudicar al gobierno de Macri. Como siempre hay excepciones, el Diario Perfil trató el asunto y en su edición digital tituló: Carrió: «El aporte de Tomeo a Cambiemos puede ser plata del narco” ¡Otro bombazo para el gobierno nacional!

Pero mientras cientos de explosivos políticos se arrojan al éter argentino para que se derramen en los corazones argentinos con el afán de manipular sus mentes, se oculta otra realidad grave: el desempleo; las indeminizaciones y despidos; la pobreza; la inseguridad; la parálisis en el mercado interno que ha determinado en los últimos meses el cierre de miles de comercios; la disminución del consumo energético en la industria, que significa merma en la producción; el salario alicaído; el voraz descuento de impuesto a las ganancias a trabajadores y “jubilados” (¡qué vergüenza!)  y otras calamidades que muchos periodistas ocultan porque hacen política o están comprometidos con ella, y que muchos ciudadanos prefieren no ver porque eligen esto a lo anterior. Es decir, y para ser más precisos: “prefiero que me mate Macri y no Cristina”.

Entre guatemala y guatepeor

Entiéndase bien, no se trata de defender a la gestión anterior o a ex funcionarios que podrían estar involucrados en actos de corrupción, o no hubieran desempeñado sus funciones como corresponde, nada de eso. Que les caiga todo el peso de la ley y de los buenos jueces (que no abundan) Aquí de lo que sí se trata es de saber si por este camino de la validación de guatemala en desmedro de guatepeor se llega a satisfacer los derechos de la sociedad.

A algunos sectores de poder (incluso “periodísticos”) se los puede entender (aunque no justificar): arreglan con el poder de turno en razón de intereses mutuos y actúan en consecuencia. Lo afligente, es que estos maridajes que suelen ser eventuales no arreglan el problema social, y que el ser humano argentino de cualquier clase social termina pagando las consecuencias, más tarde o más temprano.

A estas alturas de las circunstancias de la Patria, y aun cuando algunos la adjetiven como “Juana,  la loca”, no quedan dudas de que Carrió es una persona muy inteligente y mejor informada y que anoche le pegó duro también a Cambiemos ¿No será que como ella mismo dijo hace dos años: “estoy demasiado cuerda”?