Lo que ha sucedido es muy simple: de pronto, y sin darme cuenta, me he encontrado con la vida. Le he agradecido un par de cosas, el haberme bendecido con su presencia y algunos dones recibidos, pero, amigo mío, no he podido (ni hubiera debido) intentar interpelarla. Y si supones que he estado a punto de darle una bofetada en la cara y decirle: “¡imbécil, zorra prostituta, maldita ¿qué has hecho?!” Supones muy bien.

Ya a estas alturas de estas primeras líneas has de comprender, por cuanto conoces el camino que he recorrido, lo que he pasado y lo que he alcanzado, que no por mí le hubiera propinado tal golpe ¿Se merecía acaso de mí ella esa cachetada? No, no y mil veces no. Y sin embargo…

-¿Sin embargo? Qué quieres decir con… ¿sin embargo?

-Es que me pregunto: ¿Quién soy yo? Si soy, como creo que lo soy, parte de ese otro que sufre ahora mismo, debí darle a la zorra esa cachetada y preguntarle con todo mi enojo: ¿qué hiciste maldita?

-¿Y que has hecho finalmente?

-Me puse a pensar en ese bebé de siete meses, Aquiles, con un padecimiento que no parece tener fin, he pensado en sus papás, que sufren triplemente (o aún más) porque pueden comprender y sentir la fatalidad; he pensado en las familias de las víctimas de los deportistas que han muerto en ese accidente de aviación, en ese bebé que crecerá sin su papá (de eso algo conozco); he pensado en los que se han quedado sin trabajo y sin salario y miran a sus hijos consternados; he pensado en tantos enfermos por causa del hombre y abandonados por el mismo hombre, he pensado en tantos y tantas circunstancias, y cuando estaba a punto de golpearla y maldecirla, lleno de enojo, diciéndole: “¡zorra prostituta ¿qué has hecho?”, alguien, a quien no pude ver, puso una mano sobre el hombro de mi alma y me dijo: “no le preguntes a ella qué ha hecho, mejor pregúntate qué harás tú”.

Era Él, Él, siempre Él. Entonces decidí seguir a la muy desgraciada y escribí estas líneas contando la historia de mi encuentro con la vida, con Ese que amo y que me ha dicho: “No le preguntes a la vida qué ha hecho, mejor pregúntate qué harás tú”.