Por Andrea San Esteban

Ser joven puede ser una pesadilla en este país, los guarismos aportan que la desocupación, en el segmento que va de los 15 a los 24 años de edad, es de más del 24,6% y se acentúa en la cuestión de género. Las mujeres de la misma franja etaria están 2 puntos más arriba en la pauperización laboral.

Ya no se trata solamente del primer empleo, sino de la cantidad  de jóvenes que son  despedidos mensualmente. Los más afectados son aquellos que no terminaron la escuela secundaria y las mujeres. Según la OIT (Organización General de Trabajo) y CITRA – CONICET (Centro de investigación de los Trabajadores y Consejo Nacional de Investigaciones científicas)- organismo que tendría un recorte del 60% en el ingreso-.

Los jóvenes son los más “baratos”, para despedir por que ingresan al mundo laboral a través de empleos precarios y casi sin antigüedad, pues raramente se los “blanquea”, esto es reconocerlos como empleados en el Ministerio de trabajo por parte de la patronal.

Los primeros en sentir la retracción de la economía fueron los jóvenes y adolescentes desde el inicio de 2016, superando el “collar de leyes” que fue la Reforma Laboral de los 90’. En aquellos tiempos la desocupación juvenil estaba en el 17,90.

Organización General de Trabajo

Es la OIT que advierte en su informe, “en las calles de Latinoamérica  crece la cantidad  de jóvenes con trabajos temporales, formas atípicas de empleo, vendedores ambulantes, subcontratados por agencias, cuentapropistas  y otras vinculaciones ambiguas como –el contrato a pedido”.

En el estudio El empleo Atípico en el mundo: Retos y  Perspectivas, la ONU señala que “cada vez más los jóvenes tienen problemas para tener acceso a sus derechos fundamentales, como prestaciones de seguridad y formación profesional”

Los pibes con empleos precarizados y temporales “tienen desventajas salariales de hasta el 30%, en comparación con los trabajadores permanentes que realizan trabajos similares”.

La organización  PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo) advirtió que “millones de personas en América Latina están en riesgo de caer en la pobreza extrema.” Y agrega “concentrándonos en las exclusiones y vulnerabilidades podemos empezar a visibilizar y luego trabajar mejor esta agenda”

Viendo un panorama de flexibilización en la calidad de vida sostienen “creemos que hay acciones de los gobiernos de Latinoamérica que sí tienen efectos. Tienen que entender que acciones de resiliencia, de protección social, no son solo acciones de compensación, sino de construcción de activos a futuro. Apostar por mujeres, por jóvenes es una apuesta por el futuro, donde todos somos iguales y tenemos los mismos derechos, pero para eso hace falta compromiso”.

Los informes hacen un llamado para repensar el modelo “en línea con la Agenda 2030 para un Desarrollo Sostenible  y un crecimiento del producto bruto interno, que de no modificar estas políticas, no se alcanzarían”.