Por José Odisio

No era necesario esperar tanto. Tampoco provocar un desgaste con el DT que podría haberse evitado. Hubo enojo de Diego Osella, que sin decirlo públicamente no se sintió reconocido. Pero finalmente privó la cordura y la dirigencia decidió renovarle el contrato al entrenador. Y es lo correcto.

Es cierto que la dirigencia no tiene la culpa de lo que firmó Osella con el entonces presidente Jorge Ricobelli en febrero. Pero aferrarse a la letra chica con un entrenador que hizo magia y le cambió la cara a Newell’s no era necesario. ¿No hay plata? Es un problema, sin dudas. Aunque las consecuencias de haber postergado esta firma hubieran sido mucho más que económicas.

Hace seis meses Osella no valía nada. Ese era el análisis de la mayoría. Pero Bermúdez apostó por él, lo banco en la brava y le salió bien. El DT acomodó al equipo física y mentalmente, y el fútbol comenzó a fluir naturalmente.

Entonces, cualquier precio que se pague hoy es barato. Y si bien a la dirigencia le faltó algo de tacto para manejar el tema,  al final se llegó a un acuerdo. Y Osella seguramente respirará tranquilo. El trabajo fue reconocido. Una vez al menos se hizo justicia.

Foto: Newell’s Old Boys Oficial