Por José Odisio

Llegó Navidad. Y los leprosos empiezan a pensar en los deseos para el 2017 que se avecina. Seguramente en segundo semestre trajo una sonrisa. La campaña fue inmejorable, se rompió el maleficio del Clásico y desde el folclore también hubo celebración. Pero algo no se resolvió en el Parque, la violencia sigue amenazante y sin paz, lo demás será difícil de construir.

Bermúdez tal vez nunca imaginó ser presidente leproso, pero está. Y su deseo tardío fue que el equipo llegara al 1,400 de promedio. Concedido.
Osella seguramente tampoco pensó hace un año que sería el DT leproso. Pero la crisis lo trajo al Parque, Bermúdez lo bancó y hoy pocos lo cuestionan. «Estoy en el lugar que siempre soñé», repite. Y renovó su vínculo hasta junio de 2018. Deseo cumplido.

Los jugadores querían recuperar en nivel y volver a ser un equipo competitivo. Maxi sonó con más goles importantes, el Gato volver a las gambetas y los lujos y Nacho a ser aquel jugadorazo de 2013. Y hubo que esperar al segundo semestre, pero… Concedido.

¿Y el hincha? Desilusionado por un par de años sin éxitos y poco brillo sólo pidió un deseo. Pareció poco, pero en el corazón era necesario: ganar el Clásico. Y parecía que se iba a negar. Tuvo que esperar un poco, sufrir mucho, pero la recompensa fue gritar el agónico gol de Maxi, que se repite una y otra vez en la cabeza de todos. Y seguirá así por años. Sin dudas, deseo cumplido.

Entonces, cada uno desde su fe, desde su creencia, volverá a levantar la copa. Osella pedirá esfuerzos, un cuatro y un volante, Bermúdez soñará con entrar a una Copa, y los jugadores buscarán seguir arriba, en la pelea. El hincha, mucho más confiado, pensará que el título no es una utopía, y brindará por eso. Pero nadie deberá olvidarse al levantar la copa de los violentos, de las balas amenazantes, de las vidas en riesgo, de esos delincuentes que quieren arruinar la fiesta. Ojalá que no se les cumpla el deseo.