Por Carlos Duclos

A los enigmas sólo los desentraña la vida que transcurre, los actos de aquellos que los representan; “por sus frutos los conoceréis, dijo el Maestro”. Y nada hay que pueda mostrar de pies a cabeza la naturaleza de una persona como sus propias acciones. Por eso, sólo la gestión y los actos del controvertido y enigmático Donald Trump podrán manifestar quién es y qué se propone.

Eso sí, llama la atención que en su propia patria demócratas y muchos republicanos, sin contar a estrellas del cine como Robert de Niro y Meryl Streep, le hayan disparado y le sigan disparando a mansalva. Despierta cierta curiosidad advertir que muchos medios de comunicación poderosos del mundo,  (algunos representantes del sistema que todo lo maneja) le siguen dando latigazos como a aquellos esclavos que no le llevaban el agua debidamente entibiadas a sus señores en las plantaciones de algodón. De cierta izquierda cabezota y torpe no hay que esperar demasiado, sino sus perimidas y grotescas palabras a menudo pronunciadas sin saber qué se dice y estrategias que son la consecuencia pobretona de ellas. Izquierda que vive en la soñadora ignorancia al suponer que aún en el mundo hay jefes progresistas y conservadores, que no se ha enterado que todo lo gula un poder en donde perversos de derecha e izquierda acuerdan tras los cortinados del escenario antes de representar la obra.

Los disparos de la prensa contra Trump

La espada del poder planetario son ciertos medios y éstos no se han callado nada para evitar el arribo de Trump a la Casa Blanca, y siguen sin interrumpir el lanzamiento de dardos.  El poderoso diario USA Today, que no escatimó palabras ni giros para impedir que Trump llegara a la Presidencia del país del norte, acaba de decir horas atrás que procura “un intento de golpear al establishment y hacer promesas peronistas para revertir a la globalización” ¿Trump peronista?

El diario El País de España, global,  ha tildado a Trump de populista, nacionalista, y ha dicho en uno de los títulos de su portada digital que el personaje devenido presidente de la Nación más poderosa de la Tierra le ha declarado la guerra a  los periodistas. Menuda forma subliminal de expresar al mundo hispano que el periodismo debe estar en guerra con tipo tan peligroso.

También en España El Periódico tituló tras el triunfo del ¿republicano? “Dios perdone a América” y el Financial Times de Nueva York le dedicó una bajada: su victoria “desafía al modelo democrático occidental”.

Nuestro Clarín de hace pocas horas ha informado: “Amplias críticas de la prensa mundial sobre el discurso inaugural de Trump”. Ya en junio del año pasado, Clarín había titulado una nota de Miguel Wiñazky: “Trump usa la retórica populista para atacar a la prensa”.

El hombre que desafía al sistema

Lo peligroso del magnate norteamericano, para algunos, es que desafía al “sistema”, construido sobre el engranaje del poder económico y político establecido. Y lo desafía con recursos propios (aunque con algunos aliados poderosos). Lo peligroso de este showman y comerciante devenido funcionario, es que no es bobo y que además conoce perfectamente las travesuras y trapisondas del establishment. Y las conoce bien, claro, porque él mismo fue el que financió muchas campañas para quienes luego arribaron al poder. No crea el lector que el mandoble que les envió a los políticos de Washington en su discurso de asunción fue el que manda un bruto a tontas y ciegas.

No vaya a creer el lector que las palabras para la multinacional Toyota, en el sentido de que van a tener que pagar un arancel fuerte por los vehículos que ingresen a Norteamérica fabricados en otros países, es sólo para la empresa nipona. El mensaje a todos es: “establezcan plantas de producción en Estados Unidos y den trabajo a los estacounidenses o paguen”. O dicho de otro modo: “sigan con las actitudes del sistema o mercado, pero no a costa de Norteamérica, ni se les ocurra”.

La definición de “nacionalista” por parte de algunos no es casual y está dirigida a caracterizar a Trump como un corazón con reminiscencias nazistas. Es fuerte, pero no es para menos en la cabezada poder, ponerle trabas a los negocios de muchos (en aparente beneficio de su patria) es un problema para ellos,  y haber sostenido que quiere acabar con el terrorismo islámico e impedir la probabilidad de un asentamiento hostil, como ocurre en  Europa, es también un problema para cierta ideología radical y patológica. Por eso a muchos se les han puesto los pelos de punta cuando sentenció que la Embajada de USA en Israel será trasladada a Jerusalem, en un explícito reconocimiento de que la ciudad de David, de Salomón y de Jesús, como corresponde, es la capital histórica de los judíos. Si Trump cumple con esto, se verá en parte quién es y a hacia donde navega. Si no, entonces se asistirá a un mero declarante más, o a un presidente que ha sido doblegado por una parte del poder internacional.

El hombre de afuera

Amigo de Putin, el presidente Ruso; amigo de Netanyahu, el primer ministro israelí con quien hablaba hoy sobre la cuestión del Medio Oriente;  cristiano presbiteriano, pero con una hija convertida al judaísmo (Yael Trump, esposa de Jared Kushner), el magnate ha despertado dudas, resquemores y ataques. Parte de su pensamiento (proclamado, habrá que ver si sentido) está resumido en un par de frases pronunciadas en el discurso de asunción: «Seguiremos dos simples reglas: comprar estadouniense y contratar a estadounidenses” y «estamos transfiriendo el poder de Washington DC y se lo estamos devolviendo a ustedes, el pueblo”. Quizá este no sea el mayor dolor de cabeza para el establishment, acaso  el mayor problema para el poder histórico es que Trump proviene de otro poder no establecido hasta ahora y que no será fácil de manejar ¿Se aproxima un cambio de orden mundial? A los enigmas sólo los desentraña la vida que transcurre.