Por Enrique Genovar

A veces los clubes deben apostar para tratar de ganar alguna estrella y si esta no se logra hay dos caminos: redoblar la apuesta inmediatamente o aguardar un tiempo. Claro que la mayoría de las veces depende de qué competencia se tenga en frente en lo inmediato.

Central en el futuro inmediato tiene por delante el campeonato. Y el objetivo a perseguir parece estar lejos de tratar de ganarlo. El equipo de Paolo Montero debe sumar para tratar de clasificarse a algunas de las copas internacionales del año que viene y además lo debe hacer para que el promedio no se reduzca. Sí, recién a partir de julio va a tener por delante la Copa Argentina.

Es por eso que juzgar hoy si Walter Montoya está bien vendido o no es complicado. Porque por un lado están las arcas del club, que hoy no necesitan de una venta millonaria por los ingresos extraordinarios por Franco Cervi y Giovani Lo Celso, y por el otro lado está el jugador. Si se analiza lo primero, haber vendido al volante en este receso no es lo correcto, pero si en cambio se tiene en cuenta las aspiraciones del futbolista sí.

Es por este motivo y por lo que sucede en todos los equipos del país que los clubes no siempre pueden elegir cuándo vender y cuándo no.

Pero las prematuras ventas de Cervi, Lo Celso y ahora la de Montoya le debe servir como lección a esta comisión, que viene haciendo las cosas bastante bien, ya que algunos de los que hoy la conforman criticaban en el pasado las ventas de juveniles con poco rodaje.

Un club no elige cuándo vender, salvo las grandes potencias de Europa. En Argentina los clubes son formadores y Central lo es por esencia. Ahora estará en esta comisión la obligación de armar un plantel competitivo para después de junio. Y será responsabilidad de Montero poner en cancha un equipo competitivo en lo inmediato.