Por Enrique Genovar

La cuenta regresiva ya ha comenzado. No falta nada, o mejor dicho todavía falta un montón. Pero los canallas tendrán el privilegio de ser los primeros, junto a los de Godoy Cruz, a los que la vuelta del fútbol les dará esa adrenalina que sólo es comparable a lo que se siente cuando se está frente al verdadero amor. Y será en el Gigante, justo en ese templo pegado al Paraná que los hinchas de Central han tomado desde hace muchos años como su casa. Allí estará el equipo de Paolo Montero, un equipo que ha mutado bastante desde la última vez que se presentó ante su público.

Aunque la columna vertebral no ha cambiado demasiado desde que se fue Eduardo Coudet. Atrás ha quedado una larguísima pretemporada, unos ensayos no tan buenos si de partidos amistosos se trata. Atrás han quedado los lamentos de la final perdida con River.

Todo lo que viene es mirar adelante. Un entrenador que deberá rendir examen desde el primer momento, un equipo que deberá reponerse desde el primer juego de las ausencias de Montoya y Lo Celso. Central irá en busca de demostrar que los dos últimos años no fueron casualidad.

El Canalla, ahora dirigido por el entrenador uruguayo, le tendrá que hacer frente a un torneo que lo tiene más cerca del fondo que de los puestos de vanguardia.

A este plantel, por la jerarquía de varios de sus jugadores, no le queda otra que mejorar. La campaña que se iniciará el viernes no le caberán grises, será blanco o negro a final del camino.

Central con la obligación de volver a creer en una forma, en un estilo, en una manera de encarar el fútbol que se empezó con Russo, se hizo mucho más afinada con el Chacho y que ahora con Montero buscará hacerla más perfecta.