El enviado de la ONU en Siria abrió este jueves en Ginebra consultas con las partes en conflicto pero con pocas esperanzas de paz, en un contexto de violencia y de desacuerdos sobre el futuro político del país.

Staffan de Mistura mantuvo primero reuniones bilaterales separadas en Ginebra con los delegados del régimen y de la oposición para fijar el formato y la agenda oficial de una nueva ronda de negociaciones para poner fin al conflicto que empezó en 2011.

El Alto Comité de Negociación (ACN), liderado por Nasr al Hariri y que representa a la oposición, dijo el miércoles que quiere negociaciones directas con el régimen, cuya delegación encabeza Bashar Jafaari.

Desde su llegada a las oficinas de la ONU en Ginebra, ambas delegaciones todavía no han tenido contacto. De Mistura tenía previsto presidir una ceremonia oficial de apertura de negociaciones, pero tuvo que ser suspendida por desacuerdos.

Una fuente opositora bajo anonimato explicó a la AFP que hay divergencias sobre el peso de delegaciones opositoras, puesto que además del ACN, hay opositores provenientes de El Cairo y Moscú.

«No es aceptable porque significa que todas las partes son iguales y que se limitarán a intercambiar puntos de vista» indicó.

Rusia pidió al régimen de Bashar al Asad que cese los bombardeos durante esta nueva ronda de negociaciones, la cuarta auspiciada por la ONU y que se celebra diez meses después de la anterior.

Pero pocas pocas horas después de la llegada de las delegaciones De Mistura admitió que hay poco margen de maniobra.

«No, no espero avances», dijo el veterano diplomático, asegurando

que su objetivo es «ganar velocidad» para seguir negociando.

Por su parte el portavoz del ACN afirmó que el comité que reúne a varios grupos quiere discusiones cara a cara. «Pedimos negociaciones directas. Nos ahorraría tiempo y sería una prueba de seriedad en vez de negociar en salas separadas», dijo Salem al Meslet a la AFP.

En las tres rondas de negociaciones celebradas el año pasado en Ginebra, las dos partes nunca llegaron a sentarse en una misma mesa y De Mistura actuó como intermediario.

Además desde abril de 2016, cuando se celebraron las últimas negociaciones, la oposición es mucho más débil en el frente, donde

el ejército del régimen ha retomado el bastión rebelde en el este de Alepo.

Además, mientras que durante la administración de Barack Obama contaban con la oposición a Asad de Estados Unidos, que está revisando sus posiciones en el conflicto desde la llegada de Donald Trump a la presidencia.

– Mensaje sangriento –

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La última tregua en Siria, en diciembre, fue negociada entre Turquía, que apoya a los rebeldes, y Rusia, que apoya al régimen, de cara a las conversaciones que se celebraron en enero en Kazajistán.

Aunque esa tregua ha contribuido a rebajar el nivel de violencia, los combates continúan y esta semana el régimen bombardeó territorio rebelde alrededor de Damasco. Según el ACN, Asad está intentando mandar un «mensaje sangriento» antes de las negociaciones.

Uno de los principales escollos sigue siendo el futuro político de Asad. El ACN insiste en que su salida tiene que formar parte de la negociación mientras que el régimen lo rechaza.

Según la oficina de De Mistura, las negociaciones en Ginebra estarán centradas en la «transición política», un término que para la ONU incluye todo tipo de posibilidades.

Para la administración de Barack Obama el principal objetivo era apartar a Asad del poder pero la administración Trump ha cambiado de posición y pone como prioridad regional derrotar al grupo yihadista Estado Islámico (EI).

De Mistura admitió que la llegada de Trump crea incertidumbre en el frágil proceso de paz. «No critico, no me quejo», dijo a la prensa, pero asegura que las partes sirias están «a la espera de ver cuál es la estrategia» de Estados Unidos.

La guerra en Siria ha dejado más de 310.000 muertos desde 2011.