Internet tal y como lo conocemos no sería posible sin la red de cables submarinos que comunican unos continentes con otros. ¿Qué grosor tienen estos cables? ¿Cómo es su estructura interna? Todas estas preguntas quedan respondidas en este interesante vídeo de Nat and Lo.

Las presentadoras del programa se han desplazado hasta una de los lugares donde se fabrica cable transoceánico y han seguido el proceso hasta que se carga en el barco para instalarlo. Lo primero que llama la atención es que el cable de telecomunicaciones transoceánico no es particularmente grueso para las increíbles distancias que recorre.

De hecho, lo más sorprendente es que el cable de fibra óptica por el que viajan los datos es incluso más fino que uno de los múltiples cables USB que usamos en casa. El grosor final se debe a sucesivas capas de protección, impermeabilización y acolchado. Esta es la estructura de un cable transoceánico de fibra típico. 

Debajo de varias capas aislantes y una gruesa maraña de fibras trenzadas de acero galvanizado y plástico encontramos un tubo de cobre por el que circula la corriente eléctrica. El cable en sí no necesita corriente, pero cada 80 kilómetros se instalan pequeñas cápsulas con amplificadores que se encargan de reforzar la señal óptica del cable.

Esos amplificadores necesitan electricidad para funcionar, y esa corriente les llega por el tubo de cobre. Este vídeo muestra cómo se fabrica el cable para que resista las increíbles presiones del fondo del océano.