Los suicidas, un hombre y dos mujeres, hicieron estallar sus bombas de fabricación casera tras ser interceptados por miembros de una de las patrullas ciudadanas constituidas para luchar contra este tipo de ataques en esta zona, epicentro de la actividad de Boko Haram.

Un miembro de una de estas patrullas, una mujer y dos de sus hijos murieron a causa de las explosiones, que hirieron a 8 personas, según informó el portavoz policial Victor Isuku en un comunicado.

El Ejército de Nigeria ha logrado en los últimos meses recuperar buena parte del territorio conquistado por Boko Haram en el noreste del país, donde los yihadistas aspiran a establecer un califato regido por la sharia o ley islámica.

Debilitada su capacidad militar por los avances del Ejército, la milicia islamista ha recurrido de forma creciente a los atentados suicidas contra civiles, objetivos más fáciles que los militares o las sedes del Gobierno.

Desde el inicio de su campaña en 2009, el terrorismo de Boko Haram ha costado la vida a más de 20.000 personas y ha obligado a abandonar sus hogares a más de dos millones de ciudadanos de la región, según cifras de organizaciones humanitarias internacionales.

Millones de personas sufren en este momento escasez de comida en el noreste de Nigeria, debido a la sequía y a los efectos de la actividad yihadista.