Por Enrique Genovar

Por no bajar los brazos. Por no aflojar. Por buscar alternativas para soportar el paso del tiempo sin jugar. Por no sentir la readaptación al fútbol argentino. Por jerarquía innata. Por un comportamiento correcto dentro y fuer de la cancha. Por todo esto y mucho más la convocatoria de Javier Pinola a la selección es merecida.

El defensor canalla es un jugador con temple europeo, que decidió pegar la vuelta por la insistencia de Eduardo Coudet.

Pero más allá de sus conocidas características esta nueva cita a la selección debe ser tomada como un ejemplo. Un ejemplo a seguir para sus compañeros, pero especialmente para todos los que en el fragor de la lucha diaria bajan los brazos y caen derrotados.

Pinola se lesionó el 12 de mayo del año pasado, justo en el mejor momento desde que pegó la vuelta de Alemania que le había valido su llegada a la selección de la mano de Martino. Su recuperación fue lenta, es que su rehabilitación tuvo retrocesos. Ahí fue cuando por primera vez mostró su espíritu de lucha. El jugador viajó a Alemania para charlar con su médico de confianza, aquel que lo atendió en la década que estuvo allá. El profesional estuvo de acuerdo con el método que emplearon en Rosario y brindó un consejo. El futbolista regresó y se reunió con el equipo de médicos que lo operó. La rehabilitación se hizo más llevadera y los cambios se hicieron menos prolongados en el tiempo.

Pero la cosa no le fue sencilla; ya que cuando estaba en la recta final volvió a lesionarse. Esta vez fue una fisura, pero pocos centímetros arriba de donde había sufrido la fractura. Pinola se lesionó porque en una práctica fue a trabar de manera imprudente, quería volver a jugar ya y fue por eso que no tuvo cuidados. Allí demostró otra vez su temple.

Luego vino la pretemporada y la postergación del inicio del torneo. El zaguero seleccionado por Edgardo Bauza empezó a meterse de a poco en los trabajos y estuvo bien monitoreado por el cuerpo médico que encabeza Marcos Diez. Cuando Paolo Montero ya había confirmado que no iba a arrancar jugando, una nueva postergación en el inicio de la competencia le vino como anillo al dedo, lo llenó de fuerzas y se alistó para arrancar.

Pinola volvió a jugar luego de 10 meses, disputó tres partidos y fue convocado a la selección. La citación la tiene más que merecida. El defensor canalla es un ejemplo de lucha constante, de exigente sacrificio, pero no hay dudas que su historia desde que volvió de Alemania debe ser tomada como un ejemplo.