Por Aldo Battisacco – Desde Buenos Aires (enviado especial)

El Gobierno nacional denunció a «grupos que quieren desestabilizar». Tanto el presidente Mauricio Macri, la vicepresidenta Gabriela Michetti, la canciller Susana Malcorra y algunos ministros del gabinete nacional denunciaron recientemente la existencia de ‘grupos que quieren desestabilizar’ la administración de Cambiemos. Frente a estas acusaciones, el senador sanjuanino Ruperto Godoy dijo que el Gobierno «no puede esconder su fracaso y habla de desestabilización».

El domingo, el presidente Macri abonó esta teoría conspirativa al afirmar que «el kirchnerismo sistemáticamente pone palos en la rueda». En tanto, la vicepresidenta Gabriela Michetti aseveró -también el domingo- que «no sólo es el kirchnerismo el que tiene muchas ganas que el Gobierno se caiga». «Para sectores muy puntuales, el negocio es que este Gobierno no termine», había afirmado Rogelio Frigerio.

El senador Godoy le manifestó a Conclusión que estas afirmaciones «no se corresponden con la realidad porque si apreciamos lo que sucedió en el año y dos meses de gobierno, se observa que en el Congreso se le han facilitado algunas iniciativas que impulso el Ejecutivo. Obviamente nos hemos opuesto a varios de esos proyectos, porque argumentaban que para facilitar la gobernabilidad había que aprobarles las leyes al Ejecutivo, por no tener mayoría ni en diputados ni en senadores».

—¿Adónde cree usted que apuntan estas imputaciones del oficialismo?

—En rigor a la verdad se puede ver que las consecuencias no son las mejores para Argentina, con la desocupación que crece día a día, con un millón y medio de nuevos pobres, la inflación que no está controlada, a lo que se le suma la apertura indiscriminada de importaciones que golpea fuertemente a las economías regionales; me parece que es el propio gobierno el que transita un camino absolutamente equivocado y que van a encontrar una enérgica resistencia en la oposición que tiene que expresar a todos los sectores que están gravemente perjudicados.

—¿Se trata de encontrar alguna excusa frente a la postal que usted describió?

—Se quieren justificar, hay que ver los desaciertos que comete el Gobierno, que por otra parte es difícil creer que se trate de errores, hay serios indicios para pensar que diseñan un modelo de país de base extractiva y sin industrias, que hará creer la desocupación, y lo que es peor avanza en otras reformas que son preocupantes, como la reforma previsional o laboral intentando llegar a la flexibilizacion de las condiciones de trabajo. Esto llevará a que los sectores del mundo del trabajo opondrán una tenaz resistencia. Nosotros queremos un país en el que se valorice el trabajo, la producción y que haya una distribución del ingreso en forma equitativa. Este es un gobierno que beneficia a los ricos.

—Se le ha endilgado al kircnerismo condicionar el acto de la CGT, y de querer torcer las decisiones de los dirigentes sindicales: ¿coincide con esas acusaciones?

—Es mentira, anduve con el doctor Héctor Recalde en una columna que se encontraba a nueve cuadras, así que mal pudo el kirchnerismo ser parte de lo que se le imputa. No se corresponde con la realidad. Rescato la gran movilización del pueblo trabajador, advierto que los ciudadanos protagonizaron ese encuentro con alegría, pero también mucho enojo por lo que les pasa cotidianamente en cada uno de sus hogares y lugares de trabajo. Despidos y carencias generan una situación angustiante. También fue palpable la irritación de algunos votantes de Cambiemos, que pensaron que se trataba de una elección para mejor, pero resultó todo lo contrario.

—Como senador expresa una vasta región productiva como es Cuyo, ¿cómo impactaron en la economía de su región las medidas económicas del gobierno?

—Las ha perjudicado, el sector industrial está notablemente afectado, crece la informalidad laboral, se están cerrando industrias y quien producía, para no desaparecer piensa en convertirse en importador, le resulta más fácil con este contexto. El sector vitivinícola sufrió el impacto de las importaciones, que en este caso es vino proveniente de Chile. Así, las bodegas y sus trabajadores se vieron perjudicados.

—¿Las prioridades que fijó el Ejecutivo para este año en materia legislativa, apuntan a mejorar las condiciones sociales de la población?

—No están entre las prioridades dar respuestas a la mayoría de los argentinos, por lo tanto tampoco está en las economías regionales. La jerarquización debe estar en torno a como sostenemos el empleo y el trabajo. Pero para sostener estos dos factores, debe haber empleo y mejores ingresos. Las paritarias deberán discutirse muy por encima de los que prevé la inflación de cara al 2017. Ingreso y poder adquisitivo son la prioridad, para fortalecer la demanda interna. El mundo es cada ve más complejo, los grades países que consumen nuestros productos se cierran con políticas proteccionistas. Con respecto a Brasil, que está en un proceso recesivo, se le complica encarrilarse a una solución, hay que fortalecer el mercado interno.

—El jefe de gabinete dijo que el gobierno no modificará el plan económico…

—Es una elección, una decisión que seguramente llevará al Gobierno a encontrase con lo que se encontró la semana pasada: movilizaciones, marchas, reclamos y paros. Estarán convencidos de que hacen las cosas bien pero hay una gran proporción de los argentinos que sienten que no está bien encaminado el destino del país. La gente tiene memoria y sabe que hubo momentos en los que sintieron que vivían mejor. Frente a esto no me extraña que anden hablando de conspiraciones, necesitan echarle la culpa a cualquiera.