Por Ariana Robles 

“La decisión de ser feliz trasciende absolutamente los momentos de alegría”, dice Pilar Sordo. Eso fue lo que intentó  plasmar en 2012, en su libro “Bienvenido dolor”, la reconocida psicóloga y escritora chilena, quien a través de un estudio que realizó en toda Latinoamérica hace unos años y que acaba de actualizar logrando nuevos resultados, da las claves para ser feliz en el siglo XXI.

Cálida, predispuesta y siempre clara en sus conceptos, hace tiempo llena teatros a lo largo del continente y es capaz de aceptar que la vida la golpea como a cualquiera de los que asisten a escucharla. Tal es así, que con un gran sentido del humor, aún para abordar situaciones traumáticas, sus libros y conferencias han tenido una buena muy buena respuesta por parte del público argentino, y actualmente se encuentra preparando una nueva obra.

Antes de visitar la ciudad, Pilar Sordo, convertida ya en un fenómeno editorial hispanoamericano, dialogó con Conclusión y ahondó sobre “El desafío de ser feliz”, conferencia con la cual se presentará este fin de semana en Rosario.

-Volvés a Rosario con «El desafío de ser feliz»…

– Sí, muy contenta de volver a Rosario. La conferencia se trata de una investigación que hice en todo el mundo hispano acerca del tema de la felicidad pero cuando estaba tratando de desentrañar el concepto, me encontré con problemas que los latinos tenemos con la expresión de las emociones. La primera parte del trabajo tiene que ver con que nos pasa con las emociones y ahí empezaron a aparecer los errores que cometemos con respecto al tema de la felicidad, por ejemplo, el error de pensar que la felicidad tiene que ver con la alegría, siendo que yo puedo ser feliz y estar triste, y ser feliz y estar pasando un momento muy doloroso.

El otro error es suponer que la felicidad tiene que ver con el tener y esto está muy validado por la sociedad de consumo que tenemos hoy en día, donde se nos dice que si nos matamos trabajando para comprar cosas vamos a ser felices. Por lo tanto, empiezo a desvirtuar el concepto de que la felicidad es una meta porque permanentemente suponemos que siempre está lejos de uno, sin embargo el estudio demostró que ser feliz es una decisión y que esa decisión requiere más de la voluntad o se parece más a la paz o a la armonía que a la euforia o a la alegría.

– La voluntad es fundamental…

– Sí, es el elemento del estudio. Creo que la voluntad hace que esa decisión se mantenga a lo largo del tiempo y para eso se debe estar consciente permanentemente, tener sentido del humor. Además, para esto también hay que ser agradecido que es otra de las condiciones que el estudio muestra; debemos tener esa  capacidad de centrarnos en lo que tenemos y no en lo que nos falta.

«El otro error es suponer que la felicidad tiene que ver con el tener»

– ¿Por qué decís que a pesar de estar pasando un momento doloroso, una persona puede ser feliz?

– Porque la decisión de ser feliz trasciende absolutamente los momentos de alegría. Cuando uno adscribe la idea de que la decisión es lo importante, uno se ve más contento y no porque no tenga problemas, sino porque uno está dando la batalla de poder pelear esa tristeza y ese dolor frente al tema de la voluntad.

Muchas veces la gente supone que si estás contenta, no tenés problemas y eso es absolutamente falso. Creo que la sociedad hedonista en la que vivimos hoy, donde todo tiene que ser hiper divertido y entretenido, objetivamente nos ha hecho mucho daño porque nos amarra a la idea de que si algún día estoy triste, no soy feliz, y eso no es verdad.

– Entonces la felicidad y el dolor son compañeros permanentes…

– Absolutamente, y el que trate de arrancar alguno de los dos va a vivir los costos de eso porque son las dos caras de la misma moneda y todos los días debemos enfrentarnos a ambas cosas. No hay gente que no tenga problemas y creo que el saber eso es una de las cosas más liberadoras que tiene el estudio , que es entender que la gente con problemas o con dolores muy grandes tiene la oportunidad de poder tomar la decisión y salir de ese circuito del sufrimiento.

– ¿Por qué crees que le cuesta tanto a la gente ser feliz?

– Porque no tenemos voluntad. Porque el cultivo de la voluntad intentan aniquilártelo por todos lados. Si tu miras una tanda de comerciales, todos los efectos los vas a tener al segundo: al segundo de consumir tal medicamento te va a dejar de doler la espalda, al segundo de ponerte la crema antiedad no vas a tener arrugas. Nadie habla de que todo eso requiere esfuerzo, constancia, perseverancia, cuidarse, estar consciente. Nos han metido tan a fondo la idea de lo instantáneo que si yo no estoy eufórica y feliz todo el día, quiere decir que estoy deprimida, porque la gente cree que es intolerable tener cualquier estado de desagrado y así tapan el dolor. Sin embargo, cuando uno lo enfrenta deja de depender de todas esas cosas externas pero al mismo tiempo uno se hace cargo de su propia historia que es lo fundamental.

– De acuerdo al estudio, ¿cuando una persona se plantea ser feliz?

– Generalmente cuando está sufriendo. Las personas aprendemos que la felicidad es una decisión cuando vivimos dolores grandes y sabemos que tenemos que seguir viviendo igual con ese dolor y por lo tanto, entendemos que de acuerdo a la voluntad que tengamos va a depender el día que tengamos, ahí es donde se produce el clic. Lo ideal es que la gente lo aprenda sin tener que vivir experiencias dolorosas y por lo tanto pueda entender que la vida es una decisión permanente y que al final todo termina siendo un tema de actitud.

– Todo lo contás a través de tus historias y tus propias vivencias personales, ¿crees que ahí radica la clave de tu convocatoria y de tu éxito, entendiendo que a través de eso y de tu humor la gente te ve como alguien cercano…

– Creo que influyen varias cosas ahí. Creo que el tema de que investigue y escuche a miles de personas en cada tema, me da cierta seguridad de saber que lo que yo cuento, a la gente le pasa,  porque si no quiere decir que el estudio está mal hecho. Me parece que la gente se siente reconocida con lo que digo y, además, el sentido del humor  ayuda mucho. Además, influye que yo no me coloqué en una postura de docta y eso hace que la gente me vea como la «Pili»,  y por lo tanto es genera una situación afectiva, de cercanía y es algo que agradezco muchísimo.

– Antes decías que los latinoamericanos teníamos ciertos inconvenientes para expresar o entender las emociones, ¿en qué somos distintos a la hora de ser felices?

– En varias cosas, porque hay países que son más alegres pero no necesariamente son los mejores evaluados en el estudio cuando se trata del tema de la decisión. Colombia es el país mejor evaluado y cuando uno les pregunta porqué, ellos dicen que es “porque son un país con conciencia de muerte”, por lo tanto aprendieron a disfrutar de la vida. Tenían la opción de quedarse atrapados en el miedo por el tema de las Farc, Pablo Escobar y decidieron hacerse la vida grata y eso es lo que uno percibe cuando uno va a Colombia, donde todo el mundo te facilita todo, donde nadie se queja, donde todo el mundo agradece.

Hay diferencias en la expresión de sentimientos. Argentina, por ejemplo, tiene una muy buena capacidad para poder ser intensos a la hora de expresar emociones pero en cuestiones de fragilidad les cuesta mucho mostrarlas. Desde que empecé a hacer el estudio hasta ahora, ustedes se están riendo mucho menos. Antes eran conocidos fuera de Argentina, en los hoteles internacionales eran conocidos por sus ataques de risa y hoy eso ya no pasa.

«Aprendemos que la felicidad es una decisión cuando vivimos dolores grandes»

– ¿Qué hay que tener en cuenta entonces para entender a la felicidad como una decisión de todos los días?

En la primera parte de la investigación aparecieron cinco ingredientes: el ser agradecido, el agrandar conscientemente lo bueno de la vida y achicar lo malo de la mía, la fuerza de voluntad, el sentido del humor y la fe, para la gente que la tiene. Además, apareció el tema de poder entender que cotidianamente siempre se te van a estar presentando contrastes de lo luminoso y de lo oscuro de tu vida y que uno no puede esconder ninguno para tomar la decisión. Frente a esos contrastes,  tengo un campo de elección que es lo que me obliga a ver qué es lo que voy a privilegiar en el día. Este estudio es una invitación a mirarse uno, a entender que el centro del eje desde el cual yo salgo a mirar la noticia, salgo a trabajar o salgo relacionarme con los demás soy yo y por lo tanto tengo que aprender a estar consciente de mí.

El dato

Pilar Sordo se presentará el próximo viernes 24 y sábado 25 de marzo a las 21, en el Auditorio Fundación. Las entradas pueden adquirirse en la boletería del teatro.