Como pocos analistas de la política internacional, el periodista francés Thierry Meyssan hace un minucioso análisis acerca del día después de las elecciones en su país.

Bajo el título “Los franceses hunden su propio barco”, revela en una nota publicada en el portal voltairenet.org, que al candidato Emmanuel Macron ya se lo ha visto en una celebración privada, en el restaurante parisino La Rotonde, junto a banqueros, titulares de grandes empresas que cotizan en la Bolsa de París y personalidades del mundo del espectáculo. Todos ellos lo saludaron y felicitaron como si ya fuera el presidente de Francia, pese a que aún falta la segunda vuelta de los comicios.

Meyssan comienza su crónica señalando que “estamos siendo testigos de un viraje histórico en Francia, donde el antiguo espectro político vuela en pedazos y está apareciendo una nueva fractura. Abrumados por la intensa propaganda mediática que inunda su país, los franceses han perdido las referencias esenciales y se empeñan –anfatiza- en ver líneas rojas que ya ni siquiera existen, a pesar de que los hechos son muy claros y de que ciertas evoluciones son perfectamente previsibles”.

Lejos de las casualidades

Hace referencia luego a que después de una campaña electoral “tremendamente agitada”, los franceses eligieron a Emmanuel Macron y Marine Le Pen para disputar la segunda vuelta de la elección presidencial.

En este momento, “y es un hecho que está lejos de ser casual”, ya casi todos los candidatos ahora eliminados, exceptuando a Jean-LucMelenchon, han llamado a sus electores a votar por Macron, quien debería por tanto alcanzar fácilmente la victoria.

Los dos grandes partidos históricos que habían gobernado Francia desde los inicios de la Quinta República –el ahora llamado Les Républicains (ex gaullistas) y el Partido Socialista (el antiguo partido de Jean Jaures)– han sido derrotados y una formación de nueva creación –llamada En Marche!– aparece en el escalón más alto de esta primera vuelta para disputar la segunda contra la candidata del Frente Nacional (FN).

¿Hay realmente un candidato del fascismo?

“No es la primera vez que se produce en Francia este tipo de situación”, dice Meysssan. “De un lado –agrega-, un partidario de la alianza con el país que parece ser la primera potencia del momento –Estados Unidos– y del otro, un movimiento en busca de la independencia nacional; de un lado, todo el conjunto de la clase dirigente, sin grandes excepciones, y del otro, un partido mucho menos homogéneo, que se compone masivamente de proletarios provenientes, en dos terceras partes, de la derecha, mientras que la otra tercera parte proviene de la izquierda.Todo indica que el futuro presidente de Francia será por tanto Emmanuel Macron, un ex cuadro del banco Rothschild & Cie, que ahora cuenta con el respaldo de todos los patrones de las empresas que se cotizan en la Bolsa de París”.

Dice más adelante el analista que sin embargo, “a pesar de todo lo que afirman los prejuicios profundamente anclados en las mentes, la principal característica de los partidos fascistas es… el apoyo unánime que reciben de los poderes financieros.Esa unanimidad del gran capital viene siempre acompañada de una ‘unidad de la Nación’, que borra todas las diferencias. Para ser iguales, tenemos que hacernos idénticos. A eso dio inicio el presidente saliente FrancoisHollande, en 2012-2013, con su ley del «Matrimonio para todos». Esa ley fue presentada como algo que establecería la igualdad entre todos los ciudadanos, independientemente de la orientación sexual de cada cual, cuando en realidad planteaba de facto que las parejas homosexuales y las parejas con hijos tienen las mismas necesidades. Pero había otras soluciones más inteligentes. La oposición a esa ley dio lugar a grandes manifestaciones, que desgraciadamente no planteaban ningún tipo de proposiciones y en las que a veces aparecieron consignas homófobas”.

Recuerda Meyssan que de idéntica manera, en respuesta a la matanza perpetrada en los locales del semanario humorístico Charlie-Hebdo se impuso la consigna «Je suis Charlie!» [¡Yo soy Charlie!], “y quienes osaban declarar «Yo no soy Charlie» fueron incluso enviados a los tribunales.Es muy triste comprobar la ausencia de reacción de los franceses ante la unanimidad del gran capital y la manera perentoria en que se les conmina a recurrir a los mismos dispositivos jurídicos, a profesar las mismas convicciones y a repetir los mismos eslóganes. Así que hoy se obstinan en considerar que el actual Frente Nacional es «fascista», sin otro argumento que el ya lejano pasado de esa formación política”, aclara el columnista.

¿Es posible la resistencia ante el candidato del fascismo?

Para el autor de la nota, “la mayoría de los franceses cree que Macron será un presidente al estilo de Sarkozy o de Hollande, que seguirá la política de sus dos predecesores. Estiman, por consiguiente, que Francia está llamada a seguir decayendo cada vez más y se resignan a aceptar esa maldición creyendo evitar así la amenaza de la extrema derecha.Muchos recuerdan que, en el momento de su creación, el Frente Nacional reunía en su seno a los perdedores de la Segunda Guerra Mundial y de la política socialista de colonización de Argelia. Se concentran en la presencia en esa organización de unos cuantos personajes que colaboraron con el ocupante nazi, lo cual les impide ver que el Frente Nacional de hoy no tiene absolutamente nada que ver con esos individuos.

“Los franceses –agrega- se obstinan en ver al entonces subteniente Jean Marie Le Pen –el padre de Marine, la hoy candidata a la presidencia– como responsable de los terribles abusos que Francia cometió en Argelia, mientras que exoneran de su enorme responsabilidad histórica a los dirigentes socialistas que trazaron la política colonialista de Francia en aquel país del norte de África, principalmente al terrible ministro francés del Interior de aquella época, Francois Mitterrand, quien años más tarde habría de convertirse en presidente de Francia bajo la etiqueta del Partido Socialista”.

Y agrega: “Nadie recuerda hoy que en 1940 fue un ministro fascista, el general Charles De Gaulle, quien rechazó el vergonzoso armisticio entre Francia y la Alemania nazi. Considerado entonces como el sucesor oficial del mariscal PhilippePetain –que incluso era el padrino de su hija–, De Gaulle se lanzó solo en la creación del movimiento de resistencia. Luchando contra su propia educación y sus prejuicios, poco a poco reunió a su alrededor –en contra de su antiguo mentor– a franceses de todos los horizontes y tendencias para defender la República Francesa. En esa lucha adoptó como aliado a Jean Moulin, una personalidad de izquierda que años antes había desviado fondos del ministerio de Marina y contrabandeado armas para ayudar a los republicanos españoles en su lucha contra los fascistas”.

Hace luego referencia a “otro olvido de los franceses” cuando dice que “nadie parece recordar hoy que un colega de De Gaulle, Robert Schuman, firmó el vergonzoso armisticio entre Francia y la Alemania nazi. Años después, ese mismo Robert Schuman fundó la Comunidad Económica Europea (CEE), la actual Unión Europea, una organización supranacional basada en el modelo nazi del «Nuevo Orden Europeo», en aquel entonces dirigida contra la Unión Soviética y actualmente contra Rusia”.

El modelo Obama-Clinton

En ese contexto también menciona la participación del ex presidente estadounidense Barack Obama, que ya expresó públicamente su apoyo al candidato Emmanuel Macron, quien a su vez se ha rodeado de un equipo de política exterior que incluye a los principales diplomáticos neoconservadores y no oculta su respaldo a la política exterior del Partido Demócrata estadounidense.

“En Estados Unidos –dice-, el demócrata Obama presentó su política exterior utilizando una retórica diametralmente opuesta a la de su predecesor, el republicano George Bush. Pero en la práctica, Obama sólo siguió –en todos los aspectos– los pasos de las administraciones de Bush hijo y al igual que éste, aplicó el mismo plan de destrucción contra las sociedades del Medio Oriente ampliado, plan que ya ha causado más de 3 millones de muertes. Emmanuel Macron apoya esa política y sólo habrá que esperar un poco para saber si la justifica hablando de «democratización» o de «revolución espontánea».

Y siguiendo con Estados Unidos, expresa que Hillary Clinton perdió la carrera por la presidencia, pero en Francia Emmanuel Macron tiene las mayores probabilidades de ganar la segunda vuelta y convertirse así en presidente de la República.

“Nada demuestra –dice finalmente- que Marine Le Pen sea capaz de asumir el papel que Charles De Gaulle desempeñó en el pasado, pero sí son seguras 3 cosas:

“Al igual que en 1940, cuando los británicos no tuvieron otra opción que acoger a De Gaulle en Londres, los rusos de hoy apoyarán a la señora Le Pen.

“Al igual que en 1939, cuando fueron pocos los comunistas que –en contra de las orientaciones de su partido– se unieron a la resistencia, hoy son pocos los partidarios de Jean-LucMelenchon que darán ese paso. Pero hay que recordar que, a partir de la agresión nazi contra la URSS, todo el Partido Comunista respaldó a De Gaulle y sus militantes fueron mayoría en las filas de la resistencia francesa. No cabe duda de que, en los próximos años, Melenchon y la señora Le Pen acabarán en el mismo bando.

“Emmanuel Macron nunca podrá entender a los hombres y mujeres que oponen resistencia a las fuerzas que tratan de imponer su dictado a su patria. Así que no podrá entender tampoco a los pueblos del «Medio Oriente ampliado», que siguen luchan por su verdadera independencia alrededor del Hezbollahlibanés, de la República Árabe Siria y de la República Islámica de Irán”.