El papa Francisco finalizó hoy una visita de dos días a Egipto en la que convocó a musulmanes y cristianos a «caminar juntos» contra «todo tipo de violencia» y aseveró que «a Dios solo le agrada el extremismo de la caridad».

«A Dios sólo le agrada la fe profesada con la vida, porque el único extremismo que se permite a los creyentes es el de la caridad. Cualquier otro extremismo no viene de Dios y no le agrada», sentenció este sábado el Pontífice durante su homilía en el Estadio Air Defence de El Cairo, donde celebró misa para 15.000 fieles.

La celebración se dio en el segundo y último día de su visita al país africano en la que, con el lema «Papa de paz en país de paz» y acompañado y otros medios a bordo del avión papal, ayer se mostró junto al mayor líder islámico de la región, Ahmed El-tayeb, para condenar juntos la «violencia profanada en nombre de Dios»

«En el campo del diálogo, especialmente interreligioso, estamos llamados a caminar juntos con la convicción de que el futuro de todos depende también del encuentro entre religiones y culturas», fue el llamado del obispo de Roma durante su intervención ayer viernes en una Conferencia Internacional sobre la Paz organizada por la Universidad Al-Azhar, la mayor institución del islam sunnita.

Antes de su discurso, el Pontífice se reunió durante 20 minutos a solas con el Imán de la casa de estudios que representa a más de 1.200 millones de musulmanes moderados, Ahmed El-tayeb, quien lo había visitado el año pasado en el Vaticano.

En ese marco, tras recorrer la capital en un auto sin blindar, acompañado por cientos de agentes de civil y uniforme que custodiaron su paso desde las terrazas de El Cairo, remarcó que «quien es diferente a mí, cultural o religiosamente, no debe ser visto y tratado como un enemigo».

Tras llamar «hermano» a El-Tayeb y compartir juntos un minuto de silencio por las víctimas de la violencia extremista, Francisco convocó al Islam para edificar «un futuro juntos» entre cristianos y musulmanes.

«Hoy la religión no es un problema sino parte de la solución», sostuvo.

Tras recordar el mandato bíblico de «no matarás», Francisco aseveró que «siempre, pero sobre todo ahora, todas las religiones están llamadas a poner en práctica este imperativo», ya que «es indispensable excluir cualquier absolutización que justifique cualquier forma de violencia».

«Estamos obligados a denunciar las violaciones que atentan contra la dignidad humana y contra los derechos humanos, a poner al descubierto los intentos de justificar todas las formas de odio en nombre de las religiones y a condenarlos como una falsificación idolatría de Dios», planteó.

Cosechando aplausos, agregó: «Su nombre es santo, él es el Dios de la paz, Dios salam», usando la palabra árabe que significa paz.

«Sólo la paz es santa y ninguna violencia puede ser perpetrada en nombre de Dios porque profanaría su nombre», advirtió ante un auditorio que integraba también el papa copto-ortodoxo Teodoro II, con quien luego reforzó el «camino común» entre ambas Iglesias.

En ese marco, el obispo de Roma, que también ayer fue recibido por el presidente egipcio Abdel Fatah Al Sisi, convocó al Islam a un camino común por la paz y contra «toda forma de violencia, de venganza y de odio cometidos en nombre de la religión o en nombre de Dios».

«Juntos afirmamos la incompatibilidad entre la fe y la violencia, entre creer y odiar. Juntos declaramos el carácter sagrado de toda vida humana frente a cualquier forma de violencia física, social, educativa o psicológica», continuó.

En un discurso con destinatarios más allá de los líderes religiosos presentes, Francisco criticó que en el mundo «surgen populismos demagógicos que ciertamente no ayudan a consolidar la paz y la estabilidad».

Tras visitar Al-Azhar y antes de llevar su consuelo a Teodoro II por las víctimas de los atentados que dejaron 29 muertos en diciembre pasado y 46 a inicios de abril en sendas iglesias cristianas, Francisco reivindicó ante las autoridades locales el rol «insustituible» del país como garante de paz en la región.

Para el Papa, «Egipto tiene una tarea particular: reforzar y consolidar también la paz regional, a pesar de que haya sido herido en su propio suelo por una violencia ciega», aseveró antes de pedir de todas formas un «respeto incondicional» a los derechos humanos.

«Egipto, que en tiempos de José salvó a otros pueblos del hambre, está llamado también hoy a salvar a esta querida región del hambre de amor y de fraternidad», destacó y animó al país a «condenar y a derrotar todo tipo de violencia y de terrorismo».

Este sábado, antes de emprender el regreso a Roma, Francisco almorzó con los 15 obispos presentes en Egipto y luego tuvo un encuentro con seminaristas y religiosos del seminario copto-católico, a los que advirtió sobre el peligro que representan una serie de siete «tentaciones» frente a las que les pidió que no cedan.

Entre ellas, indicó Jorge Bergoglio, están la de «dejarse arrastrar y no guiar»; «quejarse continuamente»; «la murmuración y de la envidia»; «compararse con los demás»; la del «faraonismo»; «individualismo» y «caminar sin rumbo y sin meta».

Francisco regresará a Roma en un vuelo de Alitalia a las 17 de El Cairo (12 de Argentina), para llegar a la capital italiana unas tres horas más tarde.