Por Santiago Fraga

A lo largo de los años, y sobre todo en las épocas más álgidas de la política argentina, el arte siempre supo imponerse fuertemente como una herramienta de crítica dentro de la realidad social. Dentro de ello, la caricatura por su esencia es una de las ramas que más resaltan, y este viernes en Rosario habrá una muestra de ello.

Desde las 19.30, en la planta alta del Sindicato Empleados de Comercio (Corrientes 462), se habilitará “Vagón y sus Vagonetas”, una muestra de caricatura política descrita como “una caravana antropomorfa rumbo a una dimensión ya conocida”, donde en un espacio de 14 metros por 80 centímetros de alto se verá reflejado en un tren el actual gabinete, junto con operadores periodísticos y otros “dueños de la Argentina neoliberal”, y conducido por el presidente argentino llevando atado adelante a la República Argentina.

Las caricaturas corren por cuenta de Jorge Luis Guzmán, un ilustre ilustrador y diseñador gráfico rosarino, acompañadas de textos escritos por Pablo Castro Leguizamón, las milongas de Pablo Read y con Roberto Retamoso, una eminencia en letras que oficiará como maestro de ceremonias.

En la previa del evento, Conclusión dialogó con Jorge Guzmán, quien contó que esta muestra es “para distender un poco”, ya que aunque sea crítica “no tiene que ver con análisis político, sino que es una descripción del gabinete y cada uno sacará sus conclusiones”, por lo que prefirió catalogarlo como “una reunión de amigos con una convocatoria interesante con gente de distinta inclinación ideológica”.

“La realidad está superando a la ficción. Yo creo que es un momento para parar la pelota pero accionar rápidamente. El arte tiene la posibilidad de redefinir cualquier cosa, porque uno ve una obra (aunque en este caso es muy concreto) y si la ves con tus compañeros y les pedís que describan lo que es, todos van a tener una opinión y una descripción distinta de lo que hay, porque sencillamente van a estar parados en puntos diferentes. El arte tiene esa posibilidad. El tema es que no hablamos de eso, sino es simplemente que la visión es lo que tenemos diferente y no por eso tenemos que empezar a los tiros, pero parece que cuesta a veces comprender”, anticipa Guzmán, como alguna vez anticipó centros en su época de arquero en Belgrano de Serodino.

— Teniendo en cuenta el momento actual y las susceptibilidades que levantan estos temas, ¿Cómo fue lidiar con eso desde tu lado y con tus ideas a la hora de empezar a dibujar?

— Después de un tiempo que uno va modelando sus ideas, forjando su ojo crítico y agudizando todo eso, va tomando decisiones, y la historia después te va poniendo en perspectiva. En este caso, a mí a veces me sorprende la perplejidad de algunos especialistas de política y economía cuando hablan de que creían que esto no lo íbamos a volver a vivir, o situaciones que no iban a volver a suceder, y me parece una ingenuidad sobre todo viniendo de parte de especialistas. Me parecía extraño que nadie ni siquiera sospeche, sobre todo personajes que instrumentan esta política económica, que el rumbo podía ser otro. Es más, yo lo plantié el día que salió electa esta gestión. Yo no tuve dudas, pero me tomé un tiempo para empezar a participar e involucrarme en este caso en la gráfica que es lo mío.

— Y estas caricaturas en particular las fuiste largando en tu Facebook antes de crear “Vagón y sus Vagonetas”.

— Son caricaturas que yo iba poniendo en mi página de Facebook pero con pequeñas descripciones, anotaciones, porque tampoco es que hay que dramatizar mucho. El inconveniente de no dramatizar es que hay mucha gente que está viviendo un drama producto de esta gestión. A la gente que se queda sin trabajo no le queda mucho espacio para jugar con las palabras, con las opiniones, con las ideas, porque se quedó sin laburo, sin la posibilidad de sustento y de mantener a su familia. Uno puede jugar a qué es la realidad, cómo se puede resolver, por qué es esto, por qué lo otro, pero hay una realidad compleja y triste del otro lado.

— Más allá del análisis político de especialistas, la caricatura siempre fue una herramienta fuerte para tratar la política, reflejar situaciones, momentos, ¿Vos lo pensás así?

— Si, la expresión artística creo que es lo único. Por un lado, cuando uno se pone a trabajar con las ideas, piensa que hay que paliar la humanidad para hacer de este planeta algo más habitable. La realidad tiene un relato, y la identidad política o de cualquier tipo tiene que ver con el lenguaje, con ese relato. Empezamos a poner nombre a las cosas y empiezan a tener algún sentido, porque sino, como se dice en filosofía, “la realidad es un desierto que crece”: es nada, fuera del relato no hay nada. Por el otro lado, está lo concreto, que es paliar situaciones críticas, sociales, como estas, donde de pronto tenés situaciones bastante firmes de represión, de violencia, que se empiezan a traducir en otros tipos de violencia que se van suscitando después, que los primeros que lo sufren son quienes tienen menos recursos y no tienen tantas posibilidades, habiendo además un contexto social y político que contemple esas adversidades, lo que hace inminente que ocurran cosas. Nosotros no padecemos lo que padece Siria, lo que padecen esos países terriblemente convulsionados, pero está acá a la vuelta todo eso, y nosotros si no nos preocupamos un poquitito, y en este caso la expresión artística que siempre está involucrada en esto, vamos directamente a ese mismo terreno, ese baldío, ese chiquero.

— ¿Es muy difícil el momento de tomar una postura a la hora de hablar de la realidad política?

— Yo no entiendo. Cuando uno toma conciencia de que está vivo, en el mismo instante toma conciencia de que se va a morir. Entonces, ante esa certeza, ¿Por qué no hacemos algo un poco más divertido? Algo habrá pasado en lo evolutivo que evidentemente nos cuesta llevar adelante la existencia misma. El arte ayuda muchísimo. Por otro lado, una cosa son los planteos de “quiénes somos, donde vamos”, existenciales, pero otra cosa es cuando tenes que parar la ola, pagar las cuentas, y empezar a ver eso y pensar que algún recurso siempre hay que generarse. La expresión artística creo que ayuda muchísimo a catalizar todas esas cuestiones. Y no hablo de escribir, de pintar, de la música; sino de cualquier cosa. Es interesante encontrar un discurso poético en lo diario, y los desastres que uno ve permanentemente también plantean una posibilidad. Es imposible que uno a esta altura, por más que no quiera ver noticieros ni nada, pueda abstraerte de lo que ocurre. Es imposible. Sera cuestión de que aunque sea uno un poquitito empiece a hacer algo. Y eso empieza cuando uno cambia sus actitudes para sí mismo. Eso es lo único que yo puedo darle a mis hijos, enseñarles a que sospechen incluso de la comodidad de sus certezas. Porque todo está constantemente en procesos de transformación. Hay que estar atentos y no perder tanto tiempo.