Al menos 36 miembros del Estado Islámico murieron por el ataque en el que Estados Unidos utilizó la bomba GBU-43, el proyectil no nuclear más potente del arsenal estadounidense, que destruyó además una importante instalación de ese grupo terrorista, informó hoy el ministerio de Defensa afgano.

En este marco, el portavoz del ministerio de Defensa afgano Muhammad Radmanish indicó que «36 miembros de grupos del Estado Islámico murieron y una gran cantidad de munición y armas han sido destruidas en el bombardeo».

El bombardeo con la GBU-43, un proyectil de 10 toneladas que mata con una onda de presión aérea, fue ejecutado ayer en el distrito de Achin, en la provincia oriental de Nangarhar, con la aprobación del presidente estadounidense, Donald Trump.

A través de un comunicado, otro portavoz del ministerio de Defensa afgano, Dawlat Waziri, señaló que, además, un importante refugio y tres escondites del EI han sido destruidos como consecuencia del impacto de la denominada «madre de todas las bombas».

Según el portavoz, el grupo terrorista que empezó a actuar en Afganistán en 2015 usaba ese escondite «para coordinar sus ataques terroristas en diferentes partes de la provincia», fronteriza con Pakistán.

El ataque se produjo después de que el Gobierno de Afganistán afirmara esta misma semana que el número de insurgentes del Estado Islámico en el país es inferior a 400 y que el año pasado abatió a unos 2.500 miembros del grupo.

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