Por José Odisio

Hay partidos que marcan. No siempre son los más vistosos o los que se ganan con mayor contundencia. A veces ni siquiera traen consigo una victoria. Pero hay algo en esos cotejos que sirven para saber si un equipo está preparado para pelear un título. Eso sucedió con Newell’s en Sarandí. No jugó bien, sufrió más de lo imaginado, pero consiguió una victoria necesaria dentro y fuera de la cancha. Había que ganar y se ganó. Y el mensaje a Boca, Estudiantes y San Lorenzo es claro: la Lepra no se baja de la lucha por el título.

Hay razones para sostener que el equipo de Osella tiene chapa para bancarse la pelea por otra estrella en las once fechas que restan. Obviamente sí. En los números irrefutables y en el juego también. En el Coloso es un equipo casi inexpugnable y los rivales lo saben. Y van con esa idea en la cabeza. Y afuera cumple. Además es un equipo que muestra una solidez defensiva que no tienen algunos de sus contrincantes al título, en especial a partir del resurgimiento de Sebastián Domínguez que por momentos muestra aquel nivel del 2004. Y arriba tiene tres jugadores de jerarquía que con su sola presencia pueden definir un partido cerrado. Maxi, el Gato y Nacho Scocco son las cartas fuertes que presenta la Lepra para ganar partidos. Y a veces con una esporádica aparición de ellos basta para ganar. Arsenal, Rafaela, Colón, River, Quilmes, Tigre, Vélez, el Clásico, son un claro ejemplo para graficar que con un aporte justo y oportuno de algonos de los integrantes de este poderoso trío ofensivo alcanza para sumar de a tres.

Ahora llega Estudiantes, una buena medida para que el mensaje sea más fuerte hacia afuera. Porque por ahora la Lepra no parece preocupar a muchos a la hora de pensar en un oponente serio a pelear el título. No importa, en cada partido el equipo de Osella demuestra claramente que están equivocados.