Por Alex Vasquez / Noticias Argentinas

Las protestas opositoras en Venezuela se intensifican y aumenta la violencia, pero todo indica que el forcejeo entre el presidente Nicolás Maduro y sus adversarios seguirá en las calles, apostando por un desgaste del oponente. ¿Quién cederá primero?

Las movilizaciones, con fuertes enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y manifestantes, que también han derivado en disturbios y saqueos, iniciaron el 1 de abril y ya dejan veinte muertos y centenares de heridos y detenidos.

Carrera de fondo

La oposición lanzó las manifestaciones para reclamar elecciones generales, la libertad de los «presos políticos» y el respeto a la autonomía del Parlamento, único poder público que controla y cuyas decisiones son consideradas nulas por el Tribunal Supremo de Justicia.

Para el sociólogo Francisco Coello, las protestas continuarán favorecidas por el malestar popular en un país con la inflación más alta del mundo y una aguda escasez de alimentos y medicinas.»El país no tiene un solo hueso sano. La gente va a seguir protestando. El reto de la oposición será hacer entender que no hay un solo método de protesta, porque probablemente las marchas se desgastarán», dijo a la AFP.

El politólogo Luis Salamanca descarta que las manifestaciones precipiten un cambio de gobierno este año, por lo que cree que la apuesta de los opositores «es desgastar a su oponente» para cuando llegue la «fecha límite»: las elecciones presidenciales de diciembre de 2018.

«Es una carrera de fondo, que pone en juego la poca normalidad que queda en el país. Si esto se mantiene, viviremos en medio del desasosiego y la desesperación. Está en juego la capacidad de aguante de la oposición y la capacidad del gobierno para reprimir», señaló.

«Si el gobierno no cede, ¿cuánto tiempo puede mantener esa represión? Aunque disminuyan las protestas, aún hay un país sin pan, sin medicamentos, con los hospitales colapsados. La protesta volverá», agregó Coello.

¿Resquebrajamiento militar?

Si las manifestaciones se mantienen y aumentan las víctimas, explicó Salamanca, podrían producirse «resquebrajamientos» en el alto mando político y militar del gobierno.

«Muchas veces los militares se cansan de reprimir, eso ha ocurrido en varias partes del mundo. Entre 1946 y 2008, de 205 casos de salidas de gobiernos autoritarios, 68% lo hizo por resquebrajamiento de la estructura del poder: golpe, renuncia, huida», subrayó.

Pero Maduro mostró el lunes su músculo militar en un acto con milicianos (civiles entrenados y armados por el gobierno) donde recibió apoyo «incondicional» de los militares.

Ese día, su ministro de Defensa, Vladimir Padrino, dijo que la Fuerza Armada «preserva su unidad monolítica, granítica, y ratifica su lealtad incondicional al señor presidente». Sin embargo, la noche del martes el presidente anunció que fueron capturados los «cabecillas» de un supuesto «complot militar» en su contra, planeado por oficiales activos y retirados.

El gobierno «mantiene mucha fortaleza, apoyado en los militares, en las instituciones del Estado que controla, y en grupos paramilitares que atacan civiles», indicó por su parte la politóloga Francine Jácome.

Lo alcanzado

Si bien la oposición no ha logrado sus objetivos, ha recuperado su imagen, sumado aliados internacionales y podría forzar al gobierno a «negociar» unos comicios, afirman los analistas.

«Envía el mensaje de que está luchando, cumple la tarea del indio: mantener el ánimo, es la psicología política para motivar a sus seguidores, lo hacen poniendo su propia carne en el asador», dijo Salamanca.

En las protestas es común ver a los principales líderes opositores, como el excandidato presidencial Henrique Capriles, afectados por los gases lacrimógenos junto con los manifestantes.

«Esta presión de calle y la represión da mayor visibilidad de lo que pasa en Venezuela y la oposición ha sumado un valioso apoyo internacional que presiona al gobierno por elecciones», apuntó Jácome.

Once países latinoamericanos y Estados Unidos han pedido respeto al derecho a manifestar de forma pacífica y elecciones para solucionar la crisis. El jueves, la Unión Europea condenó los actos de violencia.

Coello cree que la tensión obligará al gobierno a «sentarse a negociar» y, quizá, ofrezca alguna salida electoral.

«Si Maduro mantiene el juego de no contarse más, quedará sometido a una dinámica en que movilizaciones de masa lo presionarán permanentemente y el mundo internacional también», coincidió Salamanca.

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