Por Guido Brunet

El clima no es un elemento menor en la vida, ya que muchas acciones están sujetas a los avatares del tiempo, el cual puede modificar lo que se ha planeado y hasta el estado de ánimo con que se afronta un día. Por ello, el tiempo  genera cada vez más interés en la población. A punto tal que en la ciudad existen unas diez estaciones de particulares que registran las condiciones climatológicas. Las hay también en Pueblo Esther y Arroyo Seco, por ejemplo. En total, en la provincia de Santa Fe se calcula que se pueden encontrar alrededor de cien estaciones.

Conclusión dialogó con Miguel Puccio, Martín Sauro y Fernando López, tres exponentes de este movimiento de meteorólogos aficionados de Rosario. Entre charlas sobre temperatura, humedad, lluvias, vientos, probabilidad de tormentas, granizo y chaparrones, cuentan sobre esta actividad desinteresada y apasionada que atrae día a día a un mayor número de personas. Y que, recalcan, «es una fuente más de información para la comunidad».

A su vez, los especialistas concuerdan en que los datos del Servicio Meteorólogico Nacional no son validos para toda la ciudad. «Es mejor obtener la información de una estación de la zona de cada uno que de la oficial», resaltan.

Se cumplen ya diez años de la instalación de la primera estación privada en la ciudad. El artefacto comenzó a funcionar en 2007, y el dato del año no es casualidad. Es que la idea para muchos tomó fuerza luego de la tormenta de noviembre de 2006, cuando el cielo arrojó con fuerza piedras de hielo, muchas de ellas del tamaño de una pelota de tenis.

Al poco tiempo, en marzo de 2007 Miguel Ángel Puccio fue quien instaló la primera estación particular. Puccio es docente, pero una de sus mayores pasiones es el clima, por lo que colocó el instrumento en el techo de su casa en pleno barrio de Echesortu. El aparato mide la temperatura, humedad, presión y la probabilidad de lluvia, datos que son publicados en su página de internet y cuenta de Twitter , denominada WX Echesortu, además de ser enviados al sitio Weather Underground.

Por más que se instruyó en el tema, el hombre aclara que lo toma como un “hobby”. “Lo hago como una satisfacción personal, no gano dinero”, señala. “La meteorología es muy compleja”, asegura Miguel. “Pero se dan ciertas condiciones con las que uno puede alertar de un fenómeno”.

“Se dan ciertas condiciones con las que uno puede alertar de un fenómeno”

Unos meses después de la WX Echesortu, Martín Sauro instaló la segunda unidad meteorológica de la ciudad en julio de 2007. La misma se encontraba en barrio Cura hasta que en diciembre de 2015 Martín se mudó junto con su estación a Empalme Villa Constitución.

Sauro nunca tuvo la intención de vender los registros, aunque hay empresas que se dedican a la actividad, ya que “son datos muy valiosos”, remarca. “A mí me interesa que la gente tenga acceso al tiempo así que lo hago desinteresadamente, como pasatiempo”, coincide con Miguel. “Comenzó por un interés personal y ahora es un servicio a la comunidad”, sintetiza.

Fernando López puso en funcionamiento una estación meteorológica en su casa de barrio Sarmiento en 2013. López también recopila datos y los publica en sus redes sociales, además de compartir la información de otras páginas. “Es una fuente más para que la gente tenga información sobre el clima”, establece en concordancia con sus colegas.

Fernando es técnico electrónico, orientación que lo acercó a la curiosidad de recabar información sobre el clima y almacenarla para tener un registro del tiempo.

A partir de su vocación, le comenzó a llamar la atención las variables por las que se van gestando las tormentas. «En base a diferentes datos, trato de hacer un pronóstico», el que se encarga de comunicar a través de su web Meteo Rosario,  página de Facebook y cuenta de Twitter. Aunque aclara que «hay un organismo oficial que se dedica de eso, lo mío es solamente una herramienta más», insiste.

El clima oficial

La información oficial utilizada en Rosario proviene de la central ubicada en el Aeropuerto Islas Malvinas de Fisherton. Pero Puccio afirma que los registros no son del todo aplicables a otras zonas de la ciudad. «A veces hay seis o siete grados de diferencia. Porque las condiciones de Fisherton son distintas, en esa zona es más descampado, hay mayor volumen de viento, el frío es más intenso. Incluso dentro de la ciudad de Rosario el tiempo cambia. En una zona puede llover mientras en otra no».

Fernando López considera que “el Servicio Meteorológico si bien es oficial te sirve hasta ahí nomás por el hecho de que la estación de ellos está colocada en Fisherton, entonces varía con respecto a la ciudad. Yo siempre tengo al menos dos grados de diferencia”, dice Fernando.

En esa sintonía, Martín Sauro considera que “está bien la ubicación porque hay ciertos parámetros internacionales, pero en la práctica lo otro es más preciso”, insiste.

“Si vivís en pleno centro es preferible conocer la temperatura de una estación del lugar y no la del Servicio Meteorológico”

“Registro al menos dos grados de diferencia con el Servicio Meteorológico porque el pavimento, por ejemplo, se calienta y las horas de luz no sirven para enfriar, entonces te levantás con una temperatura que es superior a la de Fisherton”, explica López. “Si vivís en pleno centro es preferible conocer la temperatura a partir de una estación del lugar, lo mismo que el viento, lluvia u otros factores”, completa.

El organismo nacional, creado en 1872, es uno de los más antiguos del mundo. Sin embargo, «en la actualidad hay políticas un poco mezquinas», opina Puccio. «Haría falta que el Estado coloque más estaciones”, recomienda.

 

Ciudad bombardeada

Todo empezó con la tormenta de granizo de 2006. Ese día, Miguel se recuerda a sí mismo detrás de un vidrio observando cómo las piedras le destrozaban el auto. “La ciudad parecía bombardeada”, grafica sobre un episodio que marcó a la ciudad y ante cada tormenta despierta el temor en la población a un nuevo hecho de este tipo.

En ese momento Miguel se prometió que una situación así no lo volvería a tomar desprevenido. “Yo tengo que tener mi propia estación para no depender de nadie”, se dijo. Porque a pesar de la sorpresa de la magnitud de la tempestad, Puccio afirma que había un 80% de posibilidades de alertar a la población.

En el mismo sentido, el interés de Fernando tomó impulso luego de aquella “pedrada bíblica” y partir de ese momento comenzó a interiorizarse acerca de las causas del suceso.

“Si bien algunos meteorólogos lo previnieron, mucha gente no se pudo enterar antes. Eso hizo también que muchos aficionados pusiéramos las estaciones y publicáramos nuestros datos. Así que hoy en día llegan las alertas en Twitter o Facebook y tenemos la información mucho más a mano», detalla Fernando.

Clicks por el tiempo

Más allá de las consecuencias por la tormenta de 2006, en los casos de Fernando y Martín, el interés surgió en la escuela. “El click me lo hizo una profesora de Geografía, que en un momento tocó temas sobre Meterorología, así que empecé a averiguar”, rememora Fernando a una docente del colegio San José allá por los años 80.

Coincidentemente, el surgimiento de la pasión de Martín nació gracias a la materia Meteorología, que estudió durante la secundaria. A punto tal que el hombre confiesa que pensó en estudiar la carrera, pero por diversos motivos no pudo concretar el anhelo.

En cambio, a Miguel el tema le llamó la atención de pequeño. Pero fue puntualmente la ocasión en que vivió una fuerte tormenta en las calles de Acebal junto a su abuelo. Aquella oportunidad, en la que el agua “devastaba los techos de las casas”, parece haberlo marcado.

En ese momento quizás adquirió el gusto por cazar tormentas, interés que lo llevó en varias ocasiones a pueblos vecinos para tomar fotografías de estos fenómenos.

Probabilidad de chaparrones

A pesar de los datos disponibles y el estudio permanente del elementos del clima, los tres exponentes coinciden en que “la meteorología es una ciencia probabilística”.

“Uno puede sacar una tendencia, es bueno cuando la pegas y también saber por qué le erraste”, explica Fernando, a quien los amigos le consultan frecuentemente sobre el tiempo, y confiesa que a veces lo “cargan” cuando no acierta. “Como pasa con los profesionales”, se detiene a aclarar.

En relación a esto, Miguel Puccio indica: «La Meteorología se maneja con probabilidades, ya que cualquier cambio menor en algún lugar del mundo puede modificar los pronósticos”. “Si yo supiera todo con certeza me ganaría el Quini”, remata con humor.

“Gracias a Dios el hombre todavía no puede controlar el clima, porque ese día va a ser terrible. Con esa información se le puede manejar a la vida a muchas personas”, advierte Puccio.

“Gracias a Dios el hombre todavía no puede controlar el clima»

“Hoy la gente está muy preocupada por el clima, noto que hay un gran interés, hay un boom en cantidad de estaciones privadas”, reafirma Martín, uno de los primeros aficionados de Rosario, a quien permanentemente le consultan sobre el tiempo a través del Twitter de la estación, donde comparte los datos recogidos, los que también son publicados en las páginas Windguru y Weather Underground.

El clima genera pasión, pero también sensaciones y cambios de humor. Así como un día de sol brinda alegría, un cielo gris puede provocar bronca o tristeza. Incluso, en algunas ocasiones, determinan el éxito o fracaso de un evento que pudo haber implicado semanas o meses de preparación.

En ese contexto los aficionados adquieren un rol importante y de consulta permanente. Y aunque, cualquier cambio de último momento puede modificar los planes del tiempo, hay cada vez más herramientas para que una fuerte lluvia o un día de intenso calor no tome a nadie desprevenido.