Por José Odisio

La decepción está, es innegable. Newell’s no se preparó con el objetivo y la obligación de pelear el título, pero a medida que pasaban las fechas y se veía arriba en la tabla se la creyó. Y tenía argumentos que avalaban su ilusión.

Pero llegó el momento de la verdad, la serie de tres partidos complicados y el equipo se pinchó. Falló, no tuvo resto futbolístico y se despidió de la lucha de arriba.

Pero el torneo ofrece revancha, y el ingreso a la Libertadores es un premio más que tentador. Y Newell’s hoy está en zona de pasaje, aunque necesitará de una rápida reacción si no quiere sumar otra frustración.

El fixture ayuda. Nada garantiza ganar o perder en este fútbol argentino, pero la historia del certamen indica que el equipo de Osella enfrentará a rivales que no pelean nada (salvo Olimpo) y hasta ahora de esos compromisos siempre, o casi siempre, sacó provecho.

Habrá que dejar atrás la bronca. No quedarse en lamentos. Rearmarse como equipo, a partir de recuperar la solidez defensiva, y creer. Porque tres derrotas desestabilizan y hacen a cualquiera más vulnerable. Y ahí debe apuntar Osella, a la cabeza de un grupo que se sobrepuso a todos los problemas externos, pero ahora deberá hacerlo en otro lugar: dentro de la cancha.