El diplomático de carrera y actual embajador en París, Jorge Faurie, resultó el elegido por el Gobierno para suceder a Susana Malcorra al frente del Palacio San Martín, habiendo sido viceministro de Relaciones Exteriores en 2002; Faurie se ganó la confianza de la Casa Rosada al haber propuesto la idea de la presidencia interina de Federico Pinedo para resolver el conflicto de la transición a fines de 2015.

Faurie es el cuarto embajador de carrera en llegar a ser canciller de la Nación y venía desempeñándose al frente de la representación diplomática argentina en Francia, lugar en el que colaboraba con la organización del G20 a cargo de Argentina para 2018 y con rol clave en el Acuerdo de París de diciembre de 2015.

Fue justamente en aquel mes de diciembre en el que Faurie «se ganó la confianza del Presidente y su equipo cuando acercó la propuesta de que Pinedo fuera el jefe de Estado interino para salir al paso de la pelea con Cristina Kirchner por la transición», explicaron a Télam fuentes oficiales.

Por ese entonces, Faurie era uno de los pocos diplomáticos con contacto asiduo con la cúpula del PRO, en buena parte «debido a que se sentía destratado por el kirchnerismo», y tuvo a su cargo toda la organización del traspaso de mando presidencial aquel 10 de diciembre de 2015.

Su primer rol diplomático fue el cargo de vicecónsul en 1975, trabajando en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación, y luego de cumplir diferentes funciones en las embajadas en Venezuela, Jamaica, Brasil, Chile y Rumania, en 1997 fue designado jefe de gabinete de la Secretaría de Relaciones Exteriores durante los tiempos de Guido di Tella.

En 1998 pasó a ser director nacional de Ceremonial de la Cancillería, función que desempeñó hasta diciembre de 1999, cuando Carlos Ruckauf dejó la vicepresidencia de la Nación para asumir como gobernador de la provincia de Buenos Aires. En ese momento Faurie fue designado adscripto del gabinete provincial.

La relación con Ruckauf se extendió cuando éste juró como canciller de Eduardo Duhalde, en 2002, y lo designó como su viceministro.

Desde fines de 2002 hasta 2013 fue embajador en Portugal, desde donde regresó para ser director de Asuntos Culturales del Palacio San Martín y, sobre el final del kirchnerismo, secretario de Cooperación Internacional.

Faurie -definido como «muy capaz y trabajador» por ex compañeros de Cancillería- tuvo tres denuncias judiciales en su contra: la primera por supuesta compra irregular de flores y elementos de protocolo en Cancillería y la segunda por haberle otorgado un pasaporte diplomático a Zulemita Menem que expiraba seis meses después del fin de la presidencia de Carlos Menem.

La tercera fue propiciada por la Oficina Anticorrupción en septiembre de 2002, quien presentó ante la Justicia una denuncia por la omisión en su declaración jurada de una sociedad (Costes SRL) que había constituido junto al histórico secretario privado de Menem, Ramón Hernández.

En su descargo en aquella oportunidad, Faurie aseguró que no declaró la sociedad porque creía que no debía hacerlo «debido a que efectuó aportes en efectivo, fuera del inicialmente hecho para conformar el capital social, y a que el proyecto se desactivó y no generó ganancias ni otros ingresos».

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