Por Andrea San Esteban

Las madres niñas en Argentina es un tema más que destacado. Según Gala Díaz Langou, directora de Protección Social de la organización sin fines de lucro Cippec, hay dos formas básicas para prevenir y evitar los embarazos adolescentes: “El primer paso concreto es la educación y el segundo es la entrega gratuita de los métodos anticonceptivos que elija la persona en los hospitales públicos”.

Amnistía Internacional

Según un informe de Amnistía Internacional, Clacai, Planned Parenthood Global y Gire, “un tercio de las embarazadas en América Latina y el Caribe tiene menos de 18 años. De estas, un 20% es menor de 15. Del mismo modo, entre un 5 por ciento y un 40 por ciento de las adolescentes de la región fue abusada sexualmente. Son los datos formulados en la presentación de la campaña “Niñas, no madres”, que pretende visibilizar la maternidad forzada en menores de edad y difunden las entidades antes mencionadas.

Según la directora y fundadora de FEIM en Argentina, Mabel Bianco, “el embarazo adolescente en nuestro país, al igual que en otros países de América Latina, tiende a crecer. Sobre todo, se observan aumentos en los embarazos de chicas con menos de 15 años”.

Y mensura: “Cada día nacen 300 bebés de madres menores de 20 años, a un promedio de 12 cada hora y la gran mayoría de ellos no fueron buscados. El dato fue compartido por la Fundación FEIM con el apoyo de Unicef para presentar la iniciativa “Decilo como quieras, pero infórmate antes».

En Argentina, la incidencia de las madres niñas se da en las clases bajas, mientras que, en las clases acomodadas, cada vez se posterga más, superando largamente los 30 años de edad. Agrega Bianco: “La edad de búsqueda para tener hijos va en aumento porque las mujeres estudian más y tienen más posibilidades de desarrollo personal. Asumen roles importantes que antes no. Además, tenemos más posibilidades de acceso a información de cómo posponer la maternidad”.

Abandono escolar

Cuando se produce el embarazo adolescente, ambos jóvenes sufren consecuencias. Las chicas se retiran del mercado laboral y dejan de estudiarpara atender al bebe y los varones tienen “una inserción temprana y precaria en el mercado de trabajo, para sostener a la familia. Ninguno de los dos logra terminar la educación obligatoria y terminan tomando empleos precarios para la subsistencia básica. Eso genera una trayectoria laboral de exclusión. Estos hogares reflejan cómo se distribuye la pobreza en nuestro país. Hoy la estamos asignando a la infancia. La mitad de los niños menores de 14 años viven en situación de pobreza. En esos chicos generamos las peores condiciones, en términos de oportunidades”, destaca Díaz Langou.

Esta situación tiene también mucho que ver con el entorno socio-económico: según el Banco mundial, “esta realidad muestra que una adolescente que tiene más educación, vive en una ciudad, y cuya familia tiene mejores ingresos, es menos probable que salga embarazada a una edad temprana”.

Por último, el informe destaca “las restricciones que afectan las decisiones de las jóvenes incluyen oportunidades económicas y educativas limitadas y la exclusión de servicios médicos de calidad”.

En el país, según FEIM, muchas veces el embarazo adolescente es buscado para tener un proyecto de vida.