Venezuela vivió en la noche de este martes una situación al menos confusa y alarmante, con tanques de guerra desplegados en el centro de Caracas y militantes oficialistas congregándose alrededor de la sede del parlamento, luego de que un helicóptero sobrevolara la ciudad y disparara y lanzara dos granadas sobre la sede del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).

Los tanques salieron del palacio presidencial de Miraflores y recorrieron parte de la zona céntrica de la ciudad, mientras militares se desplegaron en los alrededores del TSJ y se apostaron en sectores aledaños, en la avenida Baralt, informó el diario caraqueño El Nacional en su sitio web.

El gobierno de Venezuela informó este miércoles que el helicóptero que sobrevoló el Tribunal Supremo y que atacó también el Ministerio del Interior y a la sede del Poder Judicial fue robado por un policía investigado por sus «vínculos con la Agencia Central de Inteligencia» de Estados Unidos.

El ministro de Comunicación venezolano, Ernesto Villegas, explicó que la aeronave fue hurtada de la base aérea militar de La Carlota, en Caracas, y que el responsable es Oscar Pérez, inspector adscripto a la división de transporte aéreo de la policía científica (CICPC).

El presidente Nicolás Maduro explicó que explosivos fueron arrojados desde un helicóptero secuestrado del CICP contra las sedes del Tribunal Supremo de Justicia y del Ministerio de Interior.

“Inmediatamente se activó todo el plan de detección y defensa aérea, esta persona lanzó unas granadas, una no explotó, había en el Tribunal Supremo de Justicia una actividad social, pudieron haber ocasionado varias decenas de muertos, o heridos (…) y luego sobrevolaron sobre el Ministerio del Interior”, sostuvo el mandatario, desde el Palacio Miraflores.

“Más temprano que tarde vamos a capturar a los que han hecho este ataque terrorista armado; condeno este ataque terrorista”, agregó.

El jefe de Estado instó a la coalición de partidos opositores de la autodenominada Mesa de la Unidad Democrática (MDU) a condenar este tipo de violencia “evidentemente golpista”, y aseguró que uno de los pilotos involucrados trabajaba para el ex  ministro de Interior, Miguel Rodríguez Torres (en funciones durante 2013-2014), acusado de trabajar para la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA).