Por Facundo Díaz D’Alessandro

El escenario del cierre de listas, por su impronta volátil y electoralista, puede ser un momento propicio para parar la pelota y levantar la cabeza. Es que naturalmente, el debate político (y económico) se  torna personalista, y la incertidumbre propia de la elección, aun indefinida, se esparce como un reguero de pólvora en mesas de armado y debate.

Mientras que en los reductos políticos se queman pestañas y naves, Conclusión recibió al licenciado y Máster en Economía (entre otros méritos) y Presidente de la Fundación Pueblos del Sur Esteban Guida para trazar un mapa del escenario político – económico actual a través de su visión global y profunda de la Economía y la Sociedad.

Sobre “modelos económicos”

“Todos los argentinos deberíamos preguntarnos si el modelo actual tiene que ver con los intereses nacionales. Lo importante de una comunidad es plantearse cómo la genera su riqueza y cómo la distribuye; el modelo no es ecuaciones y fórmulas abstractas, sino la definición de cómo una comunidad (en este caso los argentinos) se pone de acuerdo para generar riqueza y distribuirla de acuerdo a criterios de justicia social. La perspectiva que el gobierno parece asumir es que el crecimiento es una consecuencia de la capacidad de hacer negocios que tienen algunos pocos, lo que representa una visión liberal (y hasta neo-liberal) que se ha probado aquí y en otros países, sin éxito como mecanismo de distribución equitativa. Puede servir para los que piensan que cuanto más gana un determinado sector es mejor, porque se lo merecerá. Pero Argentina tiene otra base cultura de valores cristianos y un concepto de igualdad que hace que eso no sea suficiente. No son problemáticas menores, con esta idea, miles de personas han quedado fuera del esquema productivo. Como pasa en el mundo: el 1 por ciento concentra más riqueza que el 99 por ciento restante. Eso es inviable. Así como el modelo que está impulsando este gobierno; no garantiza la vida digna de sus habitantes.”

“Por ello, el problema es estrictamente político. La política tiene sus momentos y la economía responde a esos momentos. Los modelos económicos responden a las definiciones políticas.”

Déficit, Inflación y Deuda

“Cuando hay problemas de déficit fiscal no tenemos que ver solo lo que se gasta sino también lo que ingresa. Un modelo que achica, que gasta menos y en algún sentido es más austero, el déficit tiende a bajar por ese lado pero a crecer porque hay menos ingresos por vía impuestos por una menor recaudación producto de la caída de la actividad. Adicionalmente, el déficit fiscal que hoy tiene Argentina no solo es por caída de recaudación, sino también por la creciente incidencia de los intereses de deuda pública interna y externa, a lo que se suma una política monetaria del banco central que, además de castigar a la actividad productiva, genera déficit cuasifical.”

“La lógica detrás de las políticas antiinflacionarias actuales es bajar la inflación es por la fuerza. En una estructura oligopólica, como tiene Argentina, los grupos concentrados tienen poder de definir precios incluso cuando la demanda baja. Esto ya se ha visto en otros momentos, cuando cae el salario real y la demanda, se observan que el precio de algunos productos de primera necesidad sigue creciendo. Es el problema que está teniendo el gobierno, que paga tasas de interés altísimas por perseguir ese objetivo, castigando la inversión y el nivel de actividad. Es el problema de tener metas de inflación y decir ‘no importa lo que pase, yo quiero que baje la inflación’; desde luego es bueno que baje la inflación, pero no a cualquier costo. Es un fuerte indicador de por qué no se logra reactivar la economía. Seguimos en un sendero de caída y esto tiene una repercusión en la generación de puestos de trabajo; como reflejan las estadísticas oficiales, el desempleo está creciendo. En definitiva, es un modelo que tiene grandes amenazas en términos sociales y productivos.”

“La deuda pública no es mala en sí misma. Siempre y cuando esa deuda se tome en buenas condiciones de repago y mejoren la capacidad de cancelarlas en el futuro. El gobierno anterior también se endeudaba, pero lo hacía en pesos y con organismos nacionales. Macri cambió esta tendencia, aumentó vertiginosamente el endeudamiento en dólares y con residentes extranjeros. Ahora el país necesita más dólares para pagar esa deuda, y eso se consigue con comercio exterior o nuevo endeudamiento. Estamos cerca de 85.000 millones de dólares de deuda externa. Sólo en concepto de intereses de deuda el país va a necesitar en los próximos dos años cerca de 22.000 millones de dólares. Para pagar esos intereses Argentina va a tener que endeudarse en una cifra astronómica. Por eso, los economistas de cualquier vertiente ideológica ya advierten que este esquema es insostenible. El círculo vicioso de deuda para pagar deuda conduce al default. “

Sobre el endeudamiento municipal y el desarrollo sustentable

“Es una pena que una discusión tan importante, de obra pública en servicios básicos, pase tan rápido y la mirada este puesta en si es o no cuestión de campaña electoral o de acelerar inversiones. Los rosarinos, como los argentinos, tenemos que priorizar las obras más importantes de acuerdo a las necesidades primarias de la población; debemos establecer una jerarquía de necesidad, determinar qué obra es más importante y urgente. Los legisladores, al momento de aprobar el presupuesto e impulsar o frenar iniciativas, deben hacerse esas preguntas. Para eso está el presupuesto. Luego hay que preguntarse quién va a financiar esas obras y si se toma más deuda, quién va a pagar ese endeudamiento; o sea, cómo se va a generar la capacidad de pago y qué sectores están en mejores condiciones de afrontarlo. Son los debates de fondo que no se han dado y que merecen un tratamiento más profundo. Si hay un orden de priorización política, la economía acompaña.”

“Son acuerdos que hay que hacer desde y para el interés de la comunidad toda. Si cada uno hace valer su propio interés, y usa su fuerza para apropiarse de él, no hay economía que resista, ni criterio de justicia que prevalezca. Así como pasa en una familia, si uno de sus miembros se gasta todo el ahorro de la casa porque tiene capacidad para imponer su fuerza, esa familia se rompe y sus miembros más débiles corren riesgo de vida. Ese concepto se traslada a la comunidad, todos tenemos algo para aportar, no sólo en términos de impuestos, sino más bien de vocación, talento y trabajo. Lamentablemente, esta democracia representativa se ha mostrado incapaz de organizar este sistema. Los ciudadanos votan cosas que no saben, o promesas que no se cumplen. La única manera de revertir esto es no caer en la creencia de que la llegada de un candidato moralista y puritano nos salve a todos.

El pueblo debe participar y comprometerse con la realidad, lo hace interactuando organizadamente con sus pares en torno a las problemáticas comunes inmediatas, buscando hacer cumplir su voluntad a través de todos los mecanismos posibles en el marco de la ley y la convivencia pacífica. Eso es política, desde el lugar donde cada uno está y participando para que los gobernantes cumplan con la vocación y el deseo del pueblo. El hecho de escucharnos y hacernos oír entre nosotros es el puntapié inicial.”