Las FARC y el Estado colombiano dejaron atrás este martes más de medio siglo de conflicto armado en una histórica ceremonia en la que el grupo guerrillero formalizó la entrega de sus armas a la ONU, siete meses después de firmar la paz y como paso previo a su transformación en una entidad política legal.

«Adiós a las armas, adiós a la guerra, bienvenida la paz», afirmó el líder de las FARC, Rodrigo Londoño, alias «Timochenko», durante su intervención, que concluyó en medio de una ovación y con la liberación de mariposas blancas inspiradas en la obra del Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez.

Bajo un cartel con la frase «Nuestra única arma será la palabra: FARC EP», «Timochenko» aseguró que esa guerrilla entra en una nueva etapa, como un «movimiento de carácter legal y democrático», que desarrollará su accionar ideológico, político, organizativo y propagandístico «por vías exclusivamente legales, sin armas y pacíficamente».

El acto, encabezado también por el presidente colombiano Juan Manuel Santos, fue celebrado ante casi un millar de invitados en una zona rural de Mesetas, municipio del centro de Colombia, un sector donde históricamente ese grupo tuvo presencia y cometió numerosos ataques en el marco del conflicto armado interno.

«Hoy, 27 de junio, para mí y la inmensa mayoría de los colombianos es un día muy especial, un día que jamás olvidaremos, ¡el día en que las armas se cambiaron por las palabras! Por vivir este día ha valido la pena ser presidente de Colombia», afirmó el mandatario.

Para Santos, la dejación de armas de las FARC es «la mejor noticia para Colombia en los últimos 50 años», y añadió que el país está hoy emocionado al constatar «el fin de esta guerra absurda que no sólo duró más de cinco décadas», sino que dejó más de 8 millones de víctimas, entre ellas «más 220.000 compatriotas muertos», según reprodujo la agencia de noticias EFE.

Ante los pedidos de cese de persecución política de Londoño, el presidente, que el año pasado recibió el Premio Nobel de la Paz, aseguró que el Estado cumplirá su palabra y que los ex jefes guerrilleros podrán dedicarse a la política con plenas garantías de seguridad.

Santos, que en la firma del acuerdo obsequió al líder guerrillero un «balígrafo», un bolígrafo hecho con una bala, le regaló esta vez una escultura que representa una pala hecha con un fusil AK-47.

De la ceremonia participó también el jefe de la Misión de Naciones Unidas en Colombia, el francés Jean Arnault, quien certificó que los delegados internacionales recibieron de los 6.803 guerrilleros 7.132 armas, las cuales serán fundidas para la construcción de tres monumentos a la paz en Colombia, en La Habana -escenario del proceso de paz- y en Nueva York, sede del organismo internacional.

Asimismo, Arnault elogió el compromiso de las partes y dijo que los retrasos en el cronograma establecido tras la firma del acuerdo de paz de noviembre pasado, se debieron a imprevistos, y no a acciones deliberadas, reportó la agencia de noticias DPA.

«Hoy con el pleno conocimiento de la eficiencia del mecanismo (tripartito de verificación) podemos recomendar a las Naciones Unidas que recoja las enseñanzas de Colombia para aplicarla en otras partes del mundo», destacó.

La ONU debe aún recoger alrededor de 700 armas de los guerrilleros con funciones de seguridad en los campamentos hasta el 1° de agosto, cuando concluirá esa fase, y desactivar más de 900 escondites en los que las FARC tienen armamento, municiones y explosivos, que también quedarán en manos del organismo a más tardar el 1° de septiembre.

«En un momento convulsionado por antiguas y nuevas formas de violencia, un proceso de construcción de la paz exitoso en Colombia es motivo de esperanza y ejemplo poderoso para la comunidad internacional», insistió el representante de Naciones Unidas.

Tras su discurso, algunos guerrilleros vestidos con camiseta blanca con la frase «FARC-EP. Paz con justicia social», subieron al escenario para recibir el certificado de que han dejado las armas con el compromiso de no volver a empuñarlas.

Concluido el período de desarme, los cerca de 7.000 miembros de las FARC, concentrados en 26 campamentos situados en diferentes puntos del país, pasarán ahora a la etapa de desmovilización y de sometimiento a una Jurisdicción Especial de Paz, en una fase que se extenderá por varios meses.

El acuerdo de paz incluye también la entrega de tierras a campesinos pobres, desminado, lucha contra el narcotráfico e inversión social del Estado en educación, salud y carreteras para erradicar la pobreza, cuya aplicación tardará al menos una década y que enfrenta la oposición de un amplio sector de la sociedad.

Tras 53 años de lucha guerrillera, las FARC deberán ahora reconvertirse en partido político. En la mira, las elecciones generales de 2018, en las que la organización podría presentar un candidato presidencial, pero todo se definirá en agosto durante el primer congreso del nuevo partido.

El acuerdo de paz entre las FARC y el gobierno fue firmado el pasado 24 de noviembre en Bogotá por el presidente Santos y Londoño, luego de cuatro años de intensas negociaciones en La Habana.