Dice Marita Carballo, titular de Voices! y vicepresidente del Comité Científico del World Values Survey, que “ni la modernidad, como época histórica, ni la globalización, como proceso de intercomunicación, han implicado un retraimiento de la espiritualidad en el mundo, con la excepción de algunos países y regiones, como Europa occidental.

La religión sigue vigente, con una mayoría de personas que la necesita en lo personal, que encuentra sentido, consuelo y fortaleza en ella y considera que juega un papel positivo en sus sociedades”.

Y luego aporta estos datos: Distintas investigaciones de organismos como el World Values Survey o la última encuesta internacional de WIN/Voices!, realizada en 68 países de todas las regiones del mundo, ratifican la importancia de la religión a nivel mundial. El sondeo muestra que el 62% de las personas se definen a sí mismas como religiosas, al tiempo que el 75% cree en la existencia del alma y un 72% en la de Dios. En el lado opuesto, el estudio revela que el 25% de los entrevistados se considera no religioso y un 9% ateo.

En crecimiento

Más adelante señala que autores contemporáneos como Jürgen Habermas y el prestigioso sociólogo Peter Berger, entre otros, nos hablan de un crecimiento del fenómeno religioso. Berger incluso se desdice de sus escritos anteriores para afirmar que su principal cambio intelectual ha sido precisamente el abandono de la teoría de la secularización: «Veo que el mundo, con algunas notables excepciones, es tan religioso como siempre y en algunos lugares más que nunca», escribió (2001).

“Estos resultados globales, sin embargo, presentan marcadas diferencias –dice Carballo- tanto sociodemográficas como geográficas. Hay una conexión entre religiosidad y nivel socioeconómico y educativo. Mientras a nivel global ocho de cada diez encuestados con bajo nivel educativo se definen como religiosos, el índice desciende a cinco de cada diez personas con educación superior”.

Occidente y Estados Unidos

Recala luego en Europa occidental donde, según la presidente de Voices!, “se vienen dando desde hace algunas décadas procesos de secularización, con un creciente número de agnósticos y ateos, así como una escasa asistencia a las iglesias. La encuesta revela, por ejemplo, que sólo dos de cada diez suecos y cuatro de cada diez franceses se definen como religiosos. El panorama se repite en relación con las creencias y se observa que es en los países nórdicos donde en menor porcentaje afirman creer en Dios. Y aunque en otras naciones europeas (con excepción de Italia, que es muy religiosa) la proporción que cree en Dios es mayor, no se supera el 50%”.

Su análisis de situación comprende también a los Estados Unidos, al que califica como “un país tradicionalmente muy creyente aunque la práctica de la religión está en baja, la mayoría de las personas continúa siendo religiosa y otorga alta importancia a Dios en su vida”, mientras que con respecto a América latina, expone que “es una región marcadamente religiosa y predominantemente católica, entre ocho y nueve de cada diez entrevistados se consideran religiosos en la mayoría de los países (un 78% en el caso de la Argentina). Y entre 90 y 98% cree en Dios y la existencia del alma”.

En otras regiones

Marita Carballo “sobrevuela” también otras regiones. Estas son sus conclusiones: “El reverso de la secularización europeo-occidental se observa también en África, Medio Oriente y gran parte de Asia, donde la religiosidad se mantiene significativamente alta, un fenómeno que se potencia en los países donde la mayoría de la población profesa la fe musulmana.

“En Tailandia prácticamente la totalidad de la población se considera religiosa y en Nigeria, India, Ghana, Costa de Marfil, Papúa Nueva Guinea, Paquistán, Fiji, Armenia y Filipinas se registran porcentajes similares de alta espiritualidad.

“A su vez, en Bangladesh e Indonesia, Ghana y Paquistán la casi totalidad de la población cree en Dios, la vida después de la muerte, el alma, el cielo y el infierno. En el extremo opuesto, China es el país menos religioso entre los analizados, con siete de cada diez chinos que se manifiestan ateos y dos de cada diez que se definen como no religiosos”.