Este lunes se conocieron los datos de IPC – Congreso (basado en estadísticas elaboradas por consultoras privadas) de la inflación de junio, que marcan una suba del 1,3%, mientras que este martes el IPC – Nacional del Indec marcó un 1,2% (11,8% en el semestre), en el primer informe elaborado con datos recolectados en 39 ciudades del país y que será utilizado por el Banco Central para apuntalar su «batalla contra la inflación», palabras del Director de la entidad Federico Sturzenegger.

Según indicaron legisladores de la oposición, en el primer semestre del año la inflación fue de 11,7%, “en línea con el promedio de la última década (exceptuando 2014 y 2016, años de devaluaciones con fuertes subas de tarifas)”. Acorde a datos del mismo indicador (similares a los de Indec aunque con distinta elaboración), en los últimos doce meses la cifra acumula un 23,4%. Cabe recordar que la meta de inflación que se impuso el Banco Central para 2017 se ubica entre 12 y 17%.

Con estos datos, Conclusión consultó al Licenciado y Magister en Economía, German Tessmer, Subdirector del Observatorio Económico y Social de la UNR, para conocer la evaluación y proyección que se estima para esta variable (inflación) tan sensible a la ciudadanía por atacar directamente su poder adquisitivo.

En primer término, el analista dijo que “la inflación es un impuesto a la tenencia de dinero, que en general castiga más a sectores desfavorecidos; estos datos acentúan una tendencia que se viene reconfirmando, aun mas allá de esta gestión”, y puntualizó sobre la existencia de “problemas de compatibilidad”, ya que por un lado, “desde el Banco Central se aplica una política monetaria restrictiva, con tasas de Lebac alta” y por otro lado el gobierno tiene una “política fiscal expansiva” que plantea dudas por el lado de un déficit fiscal que es muy grande.

Sobre el problema deficitario, al que relaciona con el inflacionario, el economista del Observatorio UNR reconoce que es “un gran debate entre economistas: ¿qué hacer con el déficit fiscal?”. Distingue dos vertientes sobre las que ha pendulado la conducción económica a lo largo de la historia, al menos reciente, y que han encarado esta problemática de forma dispar.

“Por un lado una gestión que basa su modelo en el consumo, que financia el déficit vía emisión monetaria (generando inflación) y otra que proclama que hay que bajar el déficit, que se financia vía deuda y en general hace recortes “de shock”, lo cual no ha sucedido con este gobierno ya que no llegó al poder en medio de una crisis económica, como suele sucederle a los gobiernos que aplican esas medidas. Esto lo obligo a ser ‘gradual’ en su abordaje del tema fiscal”, sostiene Tessmer.

Y agrega: “Mientras el déficit siga creciendo habrá inconsistencias. Es difícil saber que va a pasar. La nueva gestión de Hacienda (la de Nicolás Dujovne)  se ha planteado metas fiscales, lo cual es saludable, y en el primer trimestre las ha cumplido, pero gracias a la entrada excepcional del blanqueo de capitales, ingreso que no vuelve a repetirse”.

“Bajar el déficit tiene un costo, ya que implica gastar más inteligentemente. Es importante aclarar que no todo gasto aumenta el bienestar, existen casos donde se observa una selección superflua “, añadió el economista.

Otro tema que agitó el debate económico en días anteriores, fue la suba de la cotización del dólar y la incertidumbre por su traslado o no traslado a precios, que engrosaría el indicador de julio, sumándose a los aumentos anunciados en expensas, prepagas, naftas, servicio doméstico, cigarrillos y la devaluación del peso. Sobre estas proyecciones, el analista dijo a Conclusión que “el Banco Central está intentando explicar que ahora el régimen es flotante; en Argentina estamos acostumbrados a hablar de devaluación pero en realidad lo que hubo son revaluaciones, ya que el precio no está fijo”, y agregó que “habrá que ver cómo reaccionan los mercados”. Además, Tessmer recordó que “en el presupuesto de este año está previsto un dólar a 18 para fin de año, y en el mercado de futuros para esa época paga algo arriba de ese valor”.

Por último, frente a las políticas de “metas” tanto de inflación, como fiscales, que se plantea el gobierno, el economista dice que “no está mal tenerlas”. Pero aclara que la clave reside en “como lo compatibilizas, que tan sustentable es. Más allá de los anuncios, habría que ver si va a ser sostenible, ya que el ritmo al que se toma deuda es rápido y en lo cercano el crédito internacional puede encarecerse”.