Por Nabih Yussef*

En los estudios de Conclusión Internacional, el economista Alejandro Barrios reflexiona sobre el impacto de la globalización en Argentina, la revolución robótica y la concentración de la riqueza, entre los distintos puntos tocados en la entrevista. De visita por Rosario para brindar una conferencia, el Director de la Comisión Nacional de Comercio Exterior, no ahorra reparos en sentenciar con categoría que “la Argentina actual es más inequitativa que la de antes”.

El economista francés, Thomas Piketty, sostiene que la concentración de la riqueza mundial se encuentra en un estadio capitalista sin precedentes. Para el consagrado intelectual, la centralización del capital en pocas manos genera una élite heredera de ese capital que concentra cada vez más riqueza sin necesidad de trabajarla. Piketty sostiene que vamos a pasar a una época que él la denomina “neovictoriana clasista”, dominada por esta élite de apellidos. Ya no habrá necesidad de crear un auto como Ford, o un iPad como Steve Jobs, sino más bien heredar su riqueza. Esta realidad no escapa a la Argentina, lo cual abre el debate sobre cómo distribuir los ingresos.

Sin embargo, a la par de la distribución inequitativa del dinero, se suma la revolución robótica que amenaza a millones de puestos de trabajo. La incorporación de cada vez más robots en las fábricas de vehículos automotores, ha puesto en alerta a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre los problemas que puede conllevar para el empleo, el desplazamiento del trabajo humano por la máquina.

Este panorama casi futurista, avanza a pasos agigantados. Según la Federación Internacional de Robótica, actualmente existen 1,63 millones de robots funcionando en el planeta, trabajando para ofrecer celulares, tablets y autos sin preocuparse por una obra social.

Se tratan de máquinas con inteligencia artificial pero no necesariamente con rasgos humanos, sino aparatos multiformes como brazos metálicos de precisión, usualmente utilizados en la industria automotriz. Funciones que desplazan a varios operarios humanos y que llegan a amenazar a la mismísima profesión de mecánico, como a otras profesiones que están en peligro de extinción.

La concentración de la riqueza y destrucción de empleo por robots tendrá impacto planetario. La globalización como fenómeno de creciente comunicación e interdependencia, está preparada para distribuir los efectos negativos del capitalismo a todos los países. Para prepararse para el tsunami, los países centrales han dispuesto la creación de agencias autárquicas y especializadas, a los efectos de evaluar qué profesiones deben ser incentivadas por el Estado y cuáles deben reconvertir sus ejes. Al tiempo que trabaja a la par de sindicatos que se enfrentan a la desaparición de sus profesiones. Como reza el viejo adagio, “prevenir es mejor que curar”. Estas políticas públicas parecen aún más futuristas, cuando se observa que Argentina aún no ha terminado de saldar el debate sobre más o menos presupuesto para la ciencia y tecnología. Para Barrios, este mundo está destruyendo puestos de trabajo, el gran desafío es defender el empleo de los argentinos.

* Analista internacional, subdirector de www.CEIEP.org