La cuenta corriente volvió a cerrar en negativo en el mes de junio, en esta oportunidad con un rojo de 1.521 millones de dólares, lo que significó el decimoséptimo mes consecutivo con resultados deficitarios.

Entre los causales se enlistan el aumento del endeudamiento con el exterior, con sus respectivos pagos de intereses, los déficits en el comercio exterior de bienes y servicios, además de la salida da dólares por turismo.

Algunos analistas lo atribuyen a la inconsistencia entre política fiscal laxa y política monetaria dura, existente en el gobierno.

En este sentido, el licenciado y magister en Economía German Tessmer explicaba a Conclusión sobre la existencia de “problemas de compatibilidad”, ya que por un lado, “desde el Banco Central se aplica una política monetaria restrictiva, con tasas de Lebac alta” y por otro lado el gobierno tiene una “política fiscal expansiva” que plantea dudas por el lado de un déficit fiscal que es muy grande.

La ultima vez que la cuenta corriente cambiaria cerró con signo positivo fue en enero del año pasado, con los efectos de la salida del cepo cambiario y la consecuente devaluación. Desde febrero de 2016, la cuenta termina con saldo deficitario.

En junio, la cuenta de servicios terminó con un rojo cercano a los 740 millones de dólares; mientras la que está relacionada con el turismo registró una caída de 873 millones de dólares.

Asimismo, el ingreso primario terminó con un saldo de 1.189 millones gracias a las salidas netas a causa del pago de intereses de 970 millones (el 90% a cargo del gobierno) y por la remisión de utilidades de las empresas extranjeras por 214 millones de dólares.

A pesar de que las transacciones de bienes dieron positivo, no llegaron a compensar, ni remotamente: ese balance dio un ingreso de 373 millones de dólares, como consecuencia de cobros de exportaciones por 5.693 millones y pagos de importaciones por 5.320 millones.

El economista Ramiro Castiñeiras, de la consultora Econométrica SA, declaró al diario El Cronista Comercial que «esto no es nuevo; en una economía sin cepo, se pone en evidencia su incapacidad para generar más dólares que los que se consume. Este déficit se financió durante el kirchnerismo con reservas y ahora se está financiando con deuda».

Además, en base a estimaciones de su consultora, el analista alertó en «un llamado de atención para las autoridades encargadas de la política monetaria» que «este sería el peor resultado de las cuentas externas desde 1999».

«Como esta es una situación que se fue gestando año a año, no puede resolverse de un momento a otro, sin un colapso en el consumo», cerró Castiñeira.

Por su parte, el economista de Ecolatina, Lorenzo Sigaut Gravina, en declaraciones al suplemento económico del diario Clarín, puntualizó sobre un «patrón estructural» de la Argentina que persiste: «El sector privado ahorra en dólares por las diversas crisis y devaluaciones y el sector público se endeuda en moneda dura. Ojalá que esta vez se apele al endeudamiento externo responsablemente”.