Los juguetes para chicos prometen sumarse a la internet de las cosas para ganar funcionalidades con la conexión a la red pero, según alertan los especialistas, pueden ser hackeados incluso para espiar a los chicos.

Como nativos digitales, los niños incorporan el uso de smartphones y tablets desde temprana edad y, si bien son tecnologías que pueden ver la seguridad robustecida por un antivirus, también pueden ser vulneradas para conseguir que las cámaras y micrófonos tomen imágenes de su entorno.

Aún mucho más débil es la seguridad de los smart toys, juguetes que se conectan a Internet para compartir el contenido de cámaras o micrófonos en ellos incorporados.

En 2015, cinco millones de cuentas de clientes y casi 200 gigabytes de fotos de niños fueron filtradas en la web como resultado del hackeo masivo a la compañía Vtech, fabricante de juguetes electrónicos con sede en Hong Kong, cuyos productos pueden conseguirse hoy a través de sitios de venta en Argentina.

A diferencia de una computadora, dónde se puede acceder a configuraciones y cambiar contraseñas, estos juguetes suelen tener las claves directamente grabadas en el código fuente del mecanismo y suele ser la misma para miles de unidades.

Si alguien consigue la contraseña, accede automáticamente a todos los dispositivos.

Ese fue el caso del ataque a la compañía Spiral Toys, que promocionaba un oso de peluche que se conecta a la red para que los chicos grabaran mensajes de voz y se los manden a sus padres, quienes también les podían responder.

De acuerdo con la publicación especializada Motherboard, a principios de enero un grupo de hackers accedió y robó cuentas de correo electrónico y contraseñas de una base de datos, la cual no solicita grandes barreras de seguridad a sus usuarios.

Como resultado de este ataque, cerca de dos millones de mensajes grabados en el marco de la intimidad por los usuarios de estos muñecos fueron supuestamente expuestos en internet.