Por Aldo Battisacco desde Buenos Aires (enviado especial)

Según investigaciones de la Cámara Argentina de la Industria Óptica y Afines (Cadioa), la venta de anteojos ilegales es uno de los negocios más lucrativos del complejo La Salada. Año tras año, revendedores de todo el país llegan a la feria ubicada en la provincia de Buenos Aires para hacerse de mercadería ingresada al país de contrabando, sin control alguno, para luego venderla a comercios o a las redes de vendedores callejeros.

En diálogo con Conclusión, quien preside Cadioa, Norberto Fermani, dijo que “independientemente de la mafia que regentea los puestos, hay una mafia aún más grande que es la que mueve la mercadería».

Fermani dijo respecto de esta situación que «de eso no se habla y nadie ha tomado conciencia sobre los millones de dólares que se movilizan al año”.

Preguntado por este medio si está conforme con las medidas que hasta el momento se han tomado para evitar el daño de la industria, Fermani aseguró que consideraba «un gran avance los controles y allanamientos que se están realizando en ferias como La Salada. Nuestra industria, que da trabajo a 15.000 familias, siempre fue muy afectada por el flagelo del contrabando, sus mafias y sus canales ilegales de distribución”.

Para el titular de la Cámara, «el problema del contrabando se agrava porque en la actualidad no existen normas técnicas de calidad que regulen los productos ópticos que se venden en los comercios. De este modo, las autoridades no tienen herramientas para decomisar mercadería fraudulenta de muy baja calidad que constituye un peligro para la salud visual de la población».

Fermani sostuvo que «la falta de normas técnicas o etiquetado hace que sea muy difícil rastrear y decomisar la mercadería una vez que llega a los comercios o el público».

Finalmente, Fermani dijo a este medio que «desde el año 2016, Cadio se encuentra trabajando para que el Estado apruebe normas técnicas de calidad para el sector óptico, tal como ocurre en la mayoría de los países desarrollados del mundo».

En junio de este año fue descubierto por un control policial apostado en la ruta 52, en la provincia de Mendoza, un contrabando de miles de lentes y cristales que desde Chile se intentaba ingresar al país. Dentro del vehículo que los trasportaba se encontraron 2.960 cristales vírgenes para anteojos, 7.405 marcos de antejos de distintos modelos, 388 lentes de contactos, 200 cajas portalentes de contactos, 1 máquina pulidora de cristales y 3 auriculares marca Philips.