Por Alejandro Maidana

“El recuerdo es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados”, Jean Paul.

¿Quién no conserva algún juguete de pibe? ¿Quién no ha mirado una y otra vez esa serie que disfrutó en su adolescencia? Me animaría a decir que la gran mayoría de los humanos, pero claro, es tan amplio el terreno de la nostalgia que quizás uno puede estar errado.

Los 60, los 70, pero casi por unanimidad los 80, resultan ser el período en donde el combo integrado por juguetes, películas, series y dibujos animados se adueñaron del corazón de quienes fueron contemporáneos.

Nombrar algunas de ellas podría resultar injusto ya que quedarían en el tintero otras tantas. Pero nos vamos a arriesgar tomando como parámetro la masividad y el enorme impacto que han logrado en nuestro país.

Series como Mac Gyver, Brigada A, V Invasión Extraterrestre, El Gran Héroe Americano, Alf, Blanco y Negro, Lobo del Aire, El Auto Fantástico, BJ, Los Dukes de Hazzard, Mork y Mindy, División Miami, Camino al cielo y Martillo Hammer.  Y como no mencionar a las consideradas  series de “poder”, y en ese rubro sin dudas se destacaban Falcon Crest, Dallas y Dinastia.

En lo que concierne a dibujos animados, Los Simpson pican en punta para ser secundados por un importante grupo de deliciosos personajes de fantasía. Para citar algunos podríamos traer el recuerdo de los Thundercats, Los Gobots, He-Man, Halcones Galácticos, She-Ra, Mazinger Z, Robotech, Los Pitufos, El Inspector Gadget, Scooby Doo, Los Autos Locos, Heidi, Tortugas Ninjas y JEM.

Está claro que si nos pondríamos a enumerar cada cosa que nos atravesó en nuestra niñez y adolescencia, podríamos estar días enteros. El rígido del corazón almacena un sinfín de situaciones felices y personajes añorados.

Y es aquí donde entran ellos, los que fueron parte fundamental y compañeros inseparables de nuestro crecimiento, los juguetes. Pero para conocer más sobre ellos en el marco tan especial que le han dado siempre las colecciones, Conclusión dialogó con los que se dan el gusto de ostentar varias de ellas.

Luciano Gómez integra “La Liga de coleccionistas de Rosario” y profundizó sobre la misma: “Nos venimos juntando con un importante grupo de amigos hace poco mas de 8 años. Si bien fueron cambiando los escenarios de encuentro, mayoritariamente han sido bares, conservamos un grupo activo de más de 15 personas con edades que oscilan entre los 15 y los 50 años.”

La amplitud y variedad de las colecciones, hacen que la mesa que alberga tamaño despliegue histórico forme parte de un momento único. “Hay coleccionistas de todo tipo, álbumes, revistas,  figuritas, tapitas, monedas, estampillas, y después el fuerte de las mayorías que suelen ser los juguetes. En esto el puesto número uno lo tiene He-Man, que sin dudas es el personaje con el que más nos hemos aferrado en los 80. Cabe destacar que Thundercats viene pegadito en segundo lugar, para darle paso después a colecciones más contemporáneas que traen las nuevas generaciones como pueden ser Marvel y DC, pero a He-Man no hay con que darle”, decía.

En el  mundo de las colecciones, hablar de la posibilidad de venta de algunas de ellas genera miradas inquisidoras desde los cuatro costados. “Esto no tiene precio, es imposible ponerle una cifra a lo que encierra sentimientos, la poca gente que se ha desprendido de alguna colección fue debido a un momento extremo en lo económico, de lo contrario la misma te acompañará hasta el último día de tu vida”, finalizaba diciendo Luciano, quién tiene más de 1.000 piezas y cuatro vitrinas repletas.

He-Man y los amos del universo, casi por unanimidad ocupan las vitrinas de aquellos que integran La Liga de coleccionistas. Pero lo generacional también deja su rastro, y en eso Gabriel Ramos puso énfasis “Estoy coleccionando, juntando y reparando viejos juguetes desde los 8 años, hoy tengo 45 y sigo tan entusiasmado como en esa época. Hace unos 10 años comencé nuevamente a adquirir aquellos muñecos que me faltaban de Star Wars de la línea original de los 70. Estos comenzaron a salir allá por el 78 con el estreno de la película, cómo no recordarlo”.

¿Se convierte en un vicio esto de coleccionar? Gabriel tiene una respuesta concreta y tajante: “Absolutamente, cuando llegas a completar la colección comenzás a mejorar las piezas, por ejemplo si uno de los personajes tenía despintada la mano lo cambias por uno que se encuentre impecable. En esto uno se va poniendo cada día más exigente, mirás que uno  viene con pelo gris otro con pelo blanco, y es ahí cuando vas por todas las variantes.”

“Lo que nos une a los personajes, series, o dibujos animados está emparentado con la nostalgia, con esos momentos tan lindos que nos tocó vivir de pibe”, dijo.

Pablo Saviduzzi se presenta como coleccionista y dibujante, consultado sobre la motivación que lo empuja contó: “Mis juguetes me ayudan de manera notable a poder recordar día tras día la maravillosa infancia que tuve. Fue en primer grado cuando mis padres me regalaron a He-Man, Skeletor y Battle Cat, fue ese el día en que esta colección decidió acompañarme”. Pablo es un fenomenal dibujante y en sus obras también canaliza su pasión retro: “Suelo dibujar distintos personajes de series y dibujos animados que coparon las pantallas entre los 60 y los 80. El lápiz me da la enorme posibilidad de darle vida a todo aquello que añoro”, cuenta.

El recorrido por estos  testimonios nos vuelve a situar casi por arte de magia en una época maravillosa. Porque de héroe y de villano todos tenemos un poco, y de surgir algún inconveniente, ahí estará el Chapulín colorado para auxiliarnos.