“Si no tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos han de faltar; cuando se acaben los vestuarios, nos vestiremos con las bayetitas que nos trabajan nuestras mujeres y si no, andaremos en pelota como nuestros paisanos los indios. Seamos libres y lo demás no importa nada. La muerte es mejor que ser esclavos de los maturrangos. Compañeros, juremos no dejar las armas de la mano hasta ver el país enteramente libre, o morir con ellas como hombres de coraje».

La cita corresponde al General José de San Martín, de quien hoy se conmemora un nuevo aniversario de fallecimiento. Estas palabras fueron pronunciadas ante sus “compañeros del Ejército de los Andes” el 19 de julio de 1819, cuando advertía sobre la inminente llegada de una expedición española y arengaba a pelear por la libertad.

En el inconsciente popular colectivo argentino, San Martín es, junto a Belgrano, el Padre de la Patria. Las credenciales que validan ese título (que nadie le ha otorgado sino la historia), han agotado más de una biografía y libros de revisionismo histórico.

Sólo por mencionar algunos retazos de la vida del General, su nacimiento se remonta a 1778, un 25 de febrero en Yapeyú, provincia de Corrientes. Hijo de un Teniente Gobernador, viajó a Europa y allí se instaló para completar su educación académica y militar durante varios años, lo que seguramente moldeó sus formas y lenguaje preponderantemente europeo, criticado por quienes buscan dañar su imagen.

Enterado de los sucesos de 1810, y tras contactar círculos liberales y revolucionarios de Buenos Aires y un paso por Londres, arribó a la capital nacional, donde al tiempo creó el Regimiento de Granaderos a Caballo.

“El cruce de los Andes comenzó a principios de 1817 y en pocos años, logró la liberación de Chile y preparó el ascenso hacia el Perú, a pesar de la oposición del Directorio porteño. En julio de 1821, San Martín ocupó Lima y declaró la independencia del Perú, formando un protectorado a cuyo frente fue elegido. Abolió la esclavitud y los servicios personales, entre otras medidas. Para poner fin a la resistencia realista, intentó sumar esfuerzos con Simón Bolívar, con quien tuvo la famosa entrevista de Guayaquil, en julio de 1822. Pero las diferencias políticas y militares, hicieron que se retirara y dejara todo en manos del líder venezolano. Pronto renunció al protectorado del Perú y se retiró de la política”, puede leerse en El Historiador, sobre la gesta libertadora más conocida del General.

Últimamente, algunas voces del revisionismo histórico se han alzado para poner en duda su valía como prócer nacional, señalando incluso que fue exacerbada y fomentada por Bartolomé Mitre para cimentar ideológicamente su propio proyecto político.

Las mismas voces, señalan que categorizar a San Martín como Padre de la Patria fue el punto inicial del “populismo” en el país, lo que lleva a pensar si quienes realizan este cuestionamiento no buscan ellos cimentar un proyecto político alejado de valores patrióticamente nacionales.

De todos modos, la gesta de San Martín está registrada en infinidad de documentos y textos históricos, aunque todo debate sea válido. No sería la primera vez que en nuestro país se cuestiona a un “ídolo”, aunque ese mote le quede chico a Don José de San Martín.