Por David Narciso

“Dijo una boludez grande como una casa”. Así respondió una alta fuente del peronismo provincial cuando Conclusión consultó por las explosivas declaraciones del intendente de Rafaela, en relación a que para las elecciones de octubre sólo harán campaña por los candidatos locales y no por la lista de diputados nacionales porque Agustín Rossi no los representa.

En el peronismo de Rafaela aseguran que se trató de un “exabrupto personal”, que nadie comparte esa opinión y ratifican el compromiso con la lista que encabezan Rossi y Alejandra Rodenas.

También del lado del ex ministro de Defensa quieren pensar que se trató de algo propio del intendente: “No es un problema para nosotros. Nos preocuparía si después de Castellano hubiesen salido otros intendentes a decir lo mismo, pero claramente eso no ocurrió”.

Pelotazo en contra

Las declaraciones de Castellano no pudieron ser más inoportunas. Por un lado agitó todos los fantasmas sobre una potencial fuga de votos el próximo 23 de octubre. Sólo el domingo 23 a la noche se sabrá si todo quedó en un exabrupto personal o si expresó en público lo que otros sólo dicen en privado.

Por otro lado puso en aprietos a su jefe político, el senador Omar Perotti, cuyos movimientos durante la campaña que se avecina serán observados con lupa por el resto del peronismo. Perotti se despegó de Castellano con sigilo y a través de colabordores. Evitó las aclaraciones públicas (se explica que la situación el intendente es delicada y no da para sumar más controversia).

Sin embargo puede que no alcance y en algún momento tenga que despejar dudas en persona. Castellano sembró la semilla de duda y y fue el diputado Luis Rubeo el primero que la cosechó.

La duda fue sembrada

Rubeo le achacó a Castellano “actitud genuflexa con el gobierno nacional” y lo acusó de armarle el teatro a Macri para la visita de este miércoles a Rafaela. “Entonces alguien puede preguntarse si para esto cuenta con el aval político de su jefe político y si éste comparte su actitud”, disparó. Le imputó no jugarse por el partido que lo llevó al Senado y jugar a dos puntas.

Rubeo expresa sin medias tintas lo que corre por los pasillos del peronismo santafesino, donde incomoda la ausencia que Perotti mantuvo en primarias y su nivel de diálogo con el gobierno nacional. No es secreto que a la hora del reparto de ATN a localidades justicialistas es de consulta obligada.

Derrota en todos los frentes

Rafaela y el departamento Castellanos son a Perotti lo que Rosario es al socialismo. Además es la ciudad más importante de Santa Fe que gobierna el PJ. Ya en 2015 los resultados no fueron los mejores. Y el 13 de agosto pasado cayó en la elección de concejales sin atenuantes. Por frentes le ganó Cambiemos 29 a 19,2%; y por candidatos, el del intendente perdió 7.897 contra 11.005 del más votado de Cambiemos.

La derrota fue dura por donde se la mire. En la categoría diputados nacionales Cambiemos ganó cómodo tanto en el departamento Castellanos como en la ciudad de Rafaela. Y dentro de la interna del justicialismo, el perottismo apostó por la lista derrotada (no así Perotti, que se cuidó de no tomar partido). Por eso suena ilógico que la primera reacción de Castellano sea despegarse de Rossi como si fuera la mancha venenosa, siendo que cosechó más votos que su candidato a concejal.

El comando en otras manos

La derrota electoral encendió luces amarillas en el peronismo rafaelino. Necesita un rápido control de daños para no debilitar el proyecto de fondo, que pasa por la candidatura a gobernador de Perotti en 2019.

Ese proyecto sólo es posible con el peronismo unificado. Perotti sabe que no puede pretender ganar la provincia sin contener a todos los sectores, y en particular lo que fue el Frente para la Victoria.

Por eso ordenó dos intervenciones sobre el intendente Castellano. En primer lugar lo corrió de la conducción de la campaña electoral a la que  le achacan “groseros errores” que se sumaron a los efectos de la “ola amarilla” y el desgaste natural de varios gobiernos consecutivos.

Acorralado por los resultados y los cuestionamientos, Castellano perdió a los secretarios de Seguridad y Desarrollo Social. También a la responsable de Comunicación, que había dirigido la campaña con él.

El control de la campaña pasó a manos de Marcos Corach, hombre de confianza de Perotti. Es de esperar un viraje discursivo, con eje en la seguridad (hasta ahora capitalizado por Cambiemos). La mira se posa ahora sobre el oficialismo provincial.

El curso de la campaña

“Hay vida después de Castellano”, dicen entre risas en las filas del Chivo Rossi. “La campaña marcha muy bien. Agustín y Alejandra hacen campaña juntos, coordinados y con apoyo de referentes territoriales”.

Para demostrar que hay compromiso entre quienes apoyaron a Nuevo Espacio Santafesino pasan lista: “En Vera hicimos actividades con el senador Sosa; en Reconquista con el intendente; en San Javier con el senador Baucero, y así. Donde no tengamos un intendente que nos acompañe vamos solos”.

Eso ocurrirá el lunes en Rafaela. Rossi desembarcará junto con dirigentes sindicales y recorridas por barrios humildes. El intendente, obvio, no aportará.

La campaña de Rossi-Rodenas se mueve con una premisa: “Donde mejor nos fue en las primarias es donde más votos podemos sacar en octubre”. La planificación de campaña incluye mucha presencia en aglomerados urbanos grandes y medianos, y dentro de ellos en sectores humildes.