Más de 25.000 ciudadanos franceses se concentraron en la capital para protestar contra la reforma laboral aprobada por el presidente Emmanuel Macron. A la movilización también se sumó la ciudad de Marsella que tenían al rededor de 20 mil manifestantes. Los manifestantes consideran que esta reforma aprobada por Macron es un golpe de Estado Social.

El martes pasado, los ciudadanos volvieron a movilizarse porque los salarios no son satisfactorios y la reducción de empleos públicos ha llegado a 120.000. En esta manifestación participaron 209.000 empleados públicos de todo el país, ocasionando el cierre de varias escuelas, guarderías, comercios y centros de servicios públicos.También se sumaron varios sindicatos del sector salud.

La reforma laboral rechazada por grupos sociales franceses y aprobada por el presidente Macron beneficia a los empresarios, sin embargo, para el primer ministro francés, Edouard Philippe, indicó que esta decisión «una reforma ambiciosa, equilibrada y justa», encaminada a «simplificar el funcionamiento de las empresas y al mismo tiempo a garantizar las conquistas sociales».