Por Pablo Martínez

El vamo’ vamo’ los pibes que bajaba de cada rincón del Gigante evidenciaba lo que fue el partido de los Superpibes canallas, jugando con el corazón y con un gran nivel futbolístico. Se quedaron con la Copa Santa Fe merecidamente luego de superar a Rafaela en la serie (3-2), demostraron su superioridad en todo el derrotero y fue un premio al esfuerzo de todo un plantel.

Los pibes de Fernández atravesaron todos los estados emocionales, jugando bien con un fútbol vistoso y también sufriendo, cuando la Crema le echó la experiencia encima, con los tantos de Castro.

Lo que nunca negoció fue la enjundia y la entrega durante los 90 minutos. La Reserva canalla tuvo pasajes con gran volumen de juego, principalmente cuando se encendió Rivas, que pasaba rivales cuantas veces se lo propuso.

Pero los pibes también demostraron personalidad, cuando el golero Ledesma tapó todo lo que le tiraron y en el complemento, cuando quedó con un hombre menos, aguantando a los viejos de Rafaela.

La final fue de dientes apretados y a Central le costó como nunca en el certamen provincial. Pero ante la adversidad, nunca abandonó la idea de jugar, con el arco rival entre ceja y ceja.

Uno de las características distintivas del pibería fue la resistencia física, que salió a relucir cuando estaba en una inferioridad numérica que no se notaba en el campo de juego.

Los Superpibes canallas hicieron ruido con un título merecido, invicto y con argumentos sólidos.

Algunos chicos ya merecen Primera. Indudablemente que el golero Jeremías Ledesma tiene que estar en el plantel de Montero. Esta noche fue consagratoria, sosteniendo la diferencia conseguida en Rafaela. Habrá que sumarle a la lista a Lioi, Alfani, Ojeda, Recalde y Coscia.

Central tiene plan B. Las inferiores aseguran el futuro cercano, como en otras épocas y los hinchas ya empiezan a pedir a los pibes.