Tal vez no vale la pena la aclaración, pero por las dudas… el fútbol es un juego y como tal tiene una parte lúdica impredecible. O, ¿quién no recuerda situaciones futbolísticas que parecían cosa juzgada y terminaron siendo todo lo contrario? Dicho esto hay que decir que el presente de Central en la Superliga es vergonzoso.

El equipo de Paolo Montero es uno de los peores del torneo. Y esta realidad es culpa de muchos. Claro que esta columna no busca encontrar a cada uno de los responsables. Pero no hay dudas de que el ciclo del entrenador tuvo que haber terminado tras la derrota ante el humilde equipo de La Paternal.

Y, ¿por qué no se dio el fin de ciclo? Primero porque el uruguayo no quiso irse, encima fue a la conferencia de prensa sin hablar primero con los dirigentes algo que no está bien y que no se recuerde de que se haya dado en una situación de posible alejamiento de cargo. Segundo, porque el Director Deportivo ni la dirigencia habían contemplado un sucesor y esto no asoma como algo positivo; sino todo lo contrario. Es que Cetto debió tener un plan alternativo por si el ciclo de Montero se terminaba y ese plan, que al final no tuvo, lo debió haber trasladado a la comisión directiva para que estos evalúen.

Central, en el fútbol parece no tener un conductor. Ni Montero lo es dentro de la cancha, ni Cetto lo es desde afuera. Una lástima por todo lo que se gastó en el último mercado de pases…

Tema aparte, pero que viste a las claras el presente es el rendimiento que tienen la mayoría de los jugadores que llegaron en el receso. Estos jugadores, salvo Fernando Zampedri y Fernando Tobio, no solamente le queda grande la palabra refuerzo, sino que además parece haberles quedado enorme la responsabilidad de tener puesta una camiseta como la de Rosario Central. Lo que hicieron los colorados Santiago Romero y Leonardo Gil ante el Bicho fue pésimo. Pero claro que no son los únicos responsables de los que saltan a la cancha; pero nunca tuvieron un rendimiento que sea proporcional a la erogación que hizo el club para contratarlos.

Es un error pensar que el cuerpo técnico debe seguir porque está el partido por la Copa a la vuelta de la esquina. Central no puede estar donde está en la tabla de posiciones de la Superliga. Montero quiso, le dejaron tener y por eso tiene una bala, y es precisamente esa bala la que puede cambiar la historia. Pero hay que entender que la historia tiene dos partes: una es lo que se juega contra Godoy Cruz y la otra es el torneo, que por ahora lo está tirando a la basura…