La gestión Cambiemos en el gobierno nacional se presentó, desde el inicio, como una propuesta que venía a reorganizar la vida económica, política e institucional del país.

En ese sentido, con un modelo económico mucho más “amigable” con las leyes del libre mercado, e instaurando medidas de desregulación de la economía, también comenzaron a ingresar más productos importados al país, en busca de alcanzar “competitividad” en algunos sectores productivos.

Esta medida tiene un impacto en las empresas. Es el caso de la compañía informática Banghó, que pasó de contar un plantel de 1000 empleados en agosto de 2015, a 700 en diciembre de 2016, para sumar actualmente 380 personas trabajando en la firma.

«El Gobierno anterior fomentaba el empleo y la fabricación local. Eso nos llevó a encontrarnos, a fines de 2015, con una estructura muy grande de empleados (casi 1.000) y una importante participación de mercado», aseguró Pablo Suaya, CEO de la compañía de tecnología e informática.

En un reportaje concedido al sitio Fortunaweb,  precisó que «el 80% de lo que vendemos se importa, con excepción de las computadoras de escritorio que es lo más sencillo de fabricar”.

Posicionada en el mercado como la tercera marca de consumo en cadenas de retail, cuando cambió el modelo económico al asumir el gobierno, como todo sector no contemplado como “competitivo”, debió buscar una reconversión.

Según las palabras del ejecutivo informático, debieron adaptarse “las nuevas reglas de juego. Pasamos de un modelo de negocio de fabricación a uno de desarrollo de productos. En Argentina hacemos la ingeniería y el desarrollo de los productos que queremos, pero ya no más la producción ni la manufactura».

«Ganábamos más plata con el anterior Gobierno, porque el mercado estaba más repartido entre las productoras nacionales y había escasez de producto, por la dificultad de importar. Hoy, en cambio, hay sobrante de productos y esto hace que los márgenes sean más ajustados. En 2014 y 2015 ganábamos más plata que ahora”, afirmó Suaya.

Ante este escenario la firma debió encarar una reestructuración de personal profunda. En  agosto de 2015 eran cerca de 1.000 empleados, pasaron a tener 700 en diciembre de 2016 hasta llegar a las 380 personas actualmente.

“La compañía apuesta a seguir dándole fuerza a la marca con este nuevo modelo de negocios. El 80% de lo que vendemos se importa, con excepción de las computadoras de escritorio que es lo más sencillo de fabricar”, resaltó el CEO.

Entre las medidas que obligaron a esta “reconversión”,  el ejecutivo señala la quita del arancel a las notebooks y tablets que venían del exterior como “la de mayor impacto negativo” ya que “se pasó del 35% al 0% de un día para el otro”.