Con algunos defectos ya conocidos y nuevas virtudes que van surgiendo de la mano de Leo Fernández, Central consiguió el primer triunfo de la Superliga, superando nada menos que a Talleres en Córdoba, por 1 a 0 y con gol de Fernando Zampedri.

¿Por qué se habla de defectos? Porque al Canalla otra vez le volvió a costar con la pelota en los pies. Durante un gran porcentaje del partido los de Leo Fernández se vieron superados por la T, que no lastimaba con frecuencia pero que dominaba la pelota de mitad de cancha hacia adelante.

Cuando debió defenderse, lo hizo bien. Con algunos altibajos en defensa, pero con una destacadísima labor de Jeremías Ledesma, que no tiene nada que envidiarle a Fernando Zampedri, quien terminó siendo la figura del partido por el gol del triunfo.

Sin embargo, la pelota parada se volvió una aliada para el Canalla. Con Pachi Carrizo desde la ejecución y Zampedri desde la definición, la conexión auriazul hizo temblar al Mario Kempes en más de una ocasión. Es que el delantero entrerriano tuvo dos posibilidades bien concretas en el área chica, que terminó dilapidando.

La dupla Carrizo – Zampedri fue la que mejor funcionó en la cancha y la que gestó el único gol del partido, que decretó la victoria auriazul, solventada en la efectividad y la garra.

A Central le costó con la pelota, algo que venía siendo moneda corriente en la era Montero, pero Leo Fernández le imprimió algo más: el Canalla tuvo coraje, se metió atrás cuando hubo que aguantar y tuvo dos pilares que justificaron el primer triunfo en la Superliga: el arquero y el 9, figuras excluyentes.