Por Fabrizio Turturici

Central fue superado esta noche por Godoy Cruz, pero sobre todo por los propios contratiempos que debió afrontar, como la prematura lesión de Néstor Ortigoza o la infantil expulsión de Fernando Tobio. Así, volvió a conocer la derrota en el Gigante de Arroyito, por primera vez para la actual conducción técnica de Leo Fernández.

El partido no podía empezar con una acción tan insólita y negativa para Central, como la lesión de Néstor Ortigoza durante el recibimiento al equipo. Esto obligó el ingreso de Federico Carrizo y el desplazamiento al medio de Joel López Pissano, para reconfigurar el plan estratégico que se había gestado durante toda la semana.

El conjunto local no había comenzado con el pie derecho y así de complicado siguió el desarrollo. Sin posibilidades de adelantarse en el campo, se fue encerrando ante un rival hegemónico que abrió la cuenta sobre el cuarto de hora a través de Juan Garro. Lejos de recuperarse, el Tomba estuvo cerca de aumentar la diferencia ante un consternado rival cuyo juego no aparecía en Arroyito.

El golpe de nocaut lo recibió pasada la media hora de juego, con la infantil expulsión de Fernando Tobio. Cuando peor pintaba el panorama, Central se duplicó en actitud y pudo emparejar el trámite desde el juego, pero no desde el marcador. El gran artífice de la levantada anímica fue Joel López Pissano, que con calidad y vértigo, aunque varias equivocaciones, demostró ser la llave auriazul del partido.

El complemento supuso un desafío importante para el elenco rosarino, que debía sorprender a los mendocinos en inferioridad numérica, pero sin descuidar el arco propio. Y apostar a la pelota parada, su mayor fuerte, no era sencillo sin sus principales ejecutores que son Gil y Lovera, ambos ausentes en la noche del sábado.

La brecha se hizo irreversible cuando un ex canalla como Pol Fernández flameó las redes tras Ledesma con un potente remate de media distancia, aprovechando el desacierto defensivo de un Central que liberaba espacios en el retroceso. Asimismo, uno de los mejores como Martínez tuvo que salir por su molestia, en reemplazo de Washington Camacho.

Totalmente descompensado en el fondo, Central iba por  amor propio y el empuje de la gente surtió efecto, ya que sobre el cierre, el ingresante Germán Herrera descontó con una gran maniobra. Fue así que terminó el partido, con la primera derrota del ciclo de Fernández en Rosario. Da la sensación de que, más allá de los méritos tombinos, Central fue superado por sus propios contratiempos.