Por José Odisio

Hace un mes y chirolas nadie imaginaba que Newell’s podía jugar frente a Godoy Cruz con los once que lo hará esta noche. Era difícil pensar en un Newell’s sin Sarmiento y Guevgeozian, dos de los refuerzos más importantes, y los juveniles, salvo Valenzuela y Elías parecían otra vez relegados.

Pero el fútbol es la dinámica de lo impensado. Los cambios suceden inesperadamente. Por necesidad o convicción, no importa el motivo. Y la Lepra no es la excepción.

Nehuén Paz se afirmó como zaguero, San Román pasó a ser referente indiscutido; el pibe Torres saltó del ostrascismo a titular sin darse cuenta; Brian Rivero de repente es la pieza clave para equilibrar el medio; Luis Leal debe asumir la responsabilidad de hacer los goles que se llevaron Scocco y Maxi; y el pibe Enzo Cabrera pasó de alcanzapelotas a la apuesta de Llop para ganar.

Nada es lo que parecía. El plantel corto se hizo más corto sin Ortiz y Amoroso. Y ni hablar de las lesiones de Sarmiento y Guevgeozian. Hubo que maniobrar sobre la marcha. Y Llop debió recurrir a la postergada cantera. Ahora se necesitan resultados y paciencia. Sólo así se podrá bancar el postergado «proyecto» de juveniles que sin querelo encontró su chance.